Nike ha aprovechado la pandemia para asfixiar económicamente al Barça y vengarse del maltrato recibido

Joan Laporta ha prometido devolverle el negocio, hecho que dejará en el aire el futuro de 300 trabajadores

Por si la situación económica y financiera del FC Barcelona no fuera ya muy complicada a causa de la caída de los ingresos derivados del billetaje, el museo y las tiendas, la fuga de patrocinadores ha sido un elemento añadido, crítico, con el cual no se contaba en la administración del club. Al contrario, patrocinadores como Rakuten y Beko, que habían celebrado en su momento su fértil y espectacular alianza con el mejor club del mundo, por su excelencia deportiva y sus valores universales, se han borrado del mapa al primer síntoma de recesión.

Los dos, aprovechando el vacío directivo anunciado y calculado por el final de mandato de Josep Maria Bartomeu y también la previsión de los efectos más primarios de la pandemia en todo el mundo, forzaron una renovación a la baja, prácticamente en la mitad, cosa que dejó al FC Barcelona tocado y casi hundido.

Pero, lo que no se esperaba el Barça era que la multinacional Nike se sumara también en esta fiesta de las rebajas. Fuentes del club aseguran que ha dejado de ingresar aproximadamente un tercio de la aportación de Nike respecto a otros años, en un gesto que ha destrozado las relaciones con su principal e histórico patrocinador, con el cual se ha ido renovando por periodos de diez años.

Pésima relación
Nike, contra todo pronóstico, ha aplicado rigurosamente todas aquellas cláusulas que le permiten reducir las condiciones derivadas de determinados indicadores flexibles y ha estado implacable en los pactos que, inevitablemente, dependen de títulos y otras variables. La cuestión es, pero, que hasta ahora Nike había obviado generosamente esta parte del contrato y le aseguraba en el Barça unos ingresos mínimos regularmente. Este era el espíritu del contrato celebrado en su momento sobre una buena relación, basada en la confianza y la colaboración mutuas y en el compromiso de la marca norteamericana de ir siempre algo más allá de la estricta aplicación del contrato.

La causa de esta tensión se relaciona por un lado con la pésima relación mantenida los dos últimos años con el exdirector comercial del FC Barcelona, Xavi Asensi, que acaba de aceptar una oferta para irse al Inter Miami. La dirección del área comercial azulgrana bajo su mandato había presionado reiteradamente Nike en busca de nuevas prestaciones y servicios hasta enfriar e incluso crispar el tono relajado y colaborador de su relación anterior. Es una parte de la ecuación.

La otra, que se ha añadido, está relacionada con el interés de Nike a favorecer, o cuando menos desearle la victoria, a un candidato en concreto, dispuesto a ayudar Nike a recuperar el control de las tiendas y stores de proximidad y también el control, aunque sea a medias, del negocio de las licencias y el merchandising, como en los viejos tiempos. Nike lo perdió cuando el club, finalizada la anterior explotación conjunta de FCB Merchandising, dio el paso de asumir los costes y la explotación, al parecer con buenos beneficios.

El resultado de una sociedad denominada Barça Licensing & Merchandising (BLM), 100% propiedad del FC Barcelona como es el planteamiento actual, no es una cosa que entusiasme en Nike. Por el contrario, Joan Laporta ya ha dejado muy claro en las previas de estas elecciones que su propósito inalterable es dejar en manos de la multinacional los más de 300 trabajadores de BLM y librar de nuevo a Nike este tesoro único. En definitiva, Laporta tiene muy claro que si le da este pase largo a favor de los intereses de la multinacional, él mismo podría beneficiarse en forma de alguna promesa o estrategia electoral.

La multinacional opera desde hace muchos años en Barcelona, como uno de sus principales centros operacionales y estratégicos para Europa y su enorme área de influencia. Su director, Albert Baronet, ha capitalizado desde hace muchos años las relaciones con su principal aliado comercial, el Barça, y ha mantenido en paralelo una amistad personal con Laporta, candidato a la presidencia del FC Barcelona con el cual ya tuvo la oportunidad de trabajar en su etapa entre el 2003 y el 2010.

Los intereses de Jaume Roures
Cuando se van acercando las elecciones, cada vez parece más evidente que Laporta no quiere complicarse mucho la vida si las gana, abriendo las puertas de par en par porque determinados negocios, como la explotación de la e-commerce y el conjunto operativo que ahora depende de BLM acaben en manos de Nike. También Barça Studios, predestinado a caer en manos de otro gran amigo y colega del entorno azulgrana como es Jaume Roures.

Se trata, pues, de planear favores con los cuales compensar determinadas ayudas que ya están entrando en juego en la campaña. Solo hay que comprobar el papel que están jugando TV3 y Catalunya Ràdio, junto a otros medios, como RAC1, afines al lobby que desde hace años ambiciona recuperar al club el poder que ya tuvieron durante el mandato de Laporta. Hay mucho en juego, masa, para pensar, ingenuamente, que detrás de estas alianzas la prioridad es el beneficio del Barça y no el control del negocio, el poder y las influencias de todo tipo que es capaz de generar el club azulgrana en todos los ámbitos.

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