El Cercle de Economia ha condenado de «manera taxativa» los saqueos y los estallidos de violencia que se han producido en diferentes localidades catalanas en los últimos días y ha hecho extensiva esta condena a los partidos políticos que, «por acción o por omisión, han legitimado el vandalismo». En un artículo de opinión titulado Reconstruir la política para reiniciar el país, la entidad económica asegura haber constatado «con estupefacción» que responsables de primer nivel o algunos miembros del gobierno catalán, «ya sea con el silencio o en algunos casos incluso con complicidad, no han antepuesto como principio fundamental el mantenimiento del orden público, que es un compromiso básico de las instituciones con los ciudadanos».
El círculo asegura que «defender unas ideas también es defender unas maneras que ennoblecen el propio ideario» e interpreta «la falta de autoridad» a la hora de afrontar esta situación social como la «como la consecuencia más alarmante del inmovilismo en el que está atrapada la política en Cataluña». Por este motivo, han formulado esta pregunta a la clase política: «¿Qué más tiene que pasar, nos preguntamos, para que la urgencia de reconstruir nuestra política sea asumida con ambición y responsabilidad por los principales dirigentes del país?».
Además, esta organización empresarial denuncia que el precio de la inacción política es, a medio plazo, «la normalización de la desconfianza de la ciudadanía con las instituciones, una dinámica que provoca la retroalimentación de los extremos y la corrosión de la democracia.»
Por todo ello, el colectivo presidido por Javier Faus cree que el resultado de las elecciones catalanas permite la configuración de un gobierno que supere la política de bloques, trabaje para todos los catalanes y catalanas y afronte la reconstrucción social y económica. En este sentido, el Cercle subraya el «el gran avance de las fuerzas que durante la última legislatura y la campaña electoral defendieron posiciones menos confrontadas y, por tanto, pueden estar en mejores condiciones para establecer puentes entre los bloques e impulsar así la reconstrucción de un espacio central, que es donde las propuestas, los acuerdos y la acción política se hacen posibles.»
Asimismo, la entidad pide «un gobierno pragmático, profesional y con consejeros de prestigio, unas instituciones plenamente operativas, deliberación parlamentaria consensual y la asunción de un proyecto ambicioso de país que sea compartido». En este sentido, consideran que hay que «reconstruir la política» porque «sin política no podremos afrontar retos capitales como el proceso de vacunación, la gestión de los Fondos Next Generation EU o la modernización tanto del sector público como de nuestro modelo productivo».
A la vez, la entidad económica solicita abandonar la vía unilateral porque «divide a la sociedad, debilita las instituciones y nos situaría de nuevo en un terreno imprevisible, dificultando aún más el progreso económico y social» y alejar «la acción política de los radicalismos de derechas y de izquierdas y superar los vetos que sólo acentúan la división».
El Cercle d’Economia también pide al gobierno central que avance en la resolución «de un conflicto que tiene consecuencias a todos los niveles» y recuerda que «el reforzamiento parlamentario del bloque independentista supone la enésima demostración de que la mayoría de la sociedad catalana quiere dejar claro que el conflicto territorial continúa abierto y espera una respuesta propositiva».
Por todo ello, el Cercle cree que perder la oportunidad política planteada frustraría «la voluntad manifestada por la corriente central del país y reforzaría una lectura de las elecciones que tampoco puede dejar de hacerse: el aumento de posiciones que aún son minoritarias pero que son extremas y que han incrementado la representación en el Parlament». «Frustrar las esperanzas de un acuerdo entre bloques reforzará más la polarización y nos llevará a un callejón sin salida», avisan.
La entidad económica cierra el artículo pidiendo coraje y liderazgo a los gobiernos catalán y español y asegura que «ni valen inercias ni valen excusas».
