Los disturbios en las manifestaciones contra el encarcelamiento del rapero leridano Pablo Hasél y las correspondientes actuaciones de los Mossos están marcando y condicionando las negociaciones entre ERC, Junts y la CUP para formar gobierno. Los últimos reclaman una política de seguridad diferente y la disolución de la Brimo.
En este sentido, el consejero de Interior en funciones, Miguel Sàmper, avisa que, a su juicio, la disolución de la Brigada Móvil de los Mossos no es negociable porque, dice, «todo es revisable, pero no se puede pedir que no haya orden público». Lo ha dicho en Catalunya Ràdio tras otra noche de disturbios en Barcelona y en varias ciudades del país.
Samper asegura que «la violencia está desbocada», y recuerda «los saqueos y violencia patrimonial en el Paseo de Gracia, el ataque a la comisaría de Vic, y ahora un ataque a una furgoneta de la Guardia Urbana con una persona dentro, y eso quiere decir que la violencia es inaudita y desbocada».
El consejero en funciones también ha explicado que «al menos uno de los trece detenidos está estrechamente vinculado» con la quema de la furgoneta, y se les acusará «de un delito de daños consumados», y aparte la Fiscalía deberá determinar el delito por el hecho de que hubiera una persona dentro.
Sàmper ha reconocido que la situación «es de una complejidad extrema», y pide que «se deje a la policía hacer su trabajo».
Todo ello sucede en un momento de negociaciones para formar gobierno, y donde los Mossos, y en concreto la Brimo, está en el punto de mira. En este sentido, Sàmper ha sido claro: «Para mí, la disolución de la Brimo no es negociable. Podemos estudiar en el Parlamento un modelo de orden público, pero el orden público pienso que debe existir. Todo es revisable, con la intención de mejorarlo, y los primeros que tienen esta voluntad es el mismo cuerpo de los Mossos. Pero debe ser en el marco del Parlamento. Otra cosa es pedir que no haya orden público, sería hacer un mal servicio a la ciudadanía».
