En la actualidad, en Cataluña hay instalados 811 grandes aerogeneradores para la producción de energía eólica. A pesar de que las comarcas gerundenses (en especial, el Alt y el Baix Empordà) son una zona muy ventosa, aquí hasta ahora no se ha construido ni un sol parco eólico. En cambio, las comarcas meridionales y de la región central están apretujadas de molinos que malogran el paisaje y condicionan el derecho al desarrollo de sus actividades agrícolas, residenciales y turísticas.
Especialmente castigadas por la proliferación de parques eólicos son el Baix Ebre (159 aerogeneradores), la Terra Alta (148), la Anoia (105), las Garrigues (87) o la Conca de Barberà (78). Esta clamorosa discriminación territorial, que privilegia las comarcas gerundenses en detrimento de las zonas rurales de las demarcaciones de Barcelona, Lleida y Tarragona –condenadas a sacrificar sus valores paisajísticos en nombre de la transición ecológica–, está encendiendo los ánimos de los vecinos y de los alcaldes, que afrontan una avalancha de proyectos para la construcción de nuevos parques eólicos. La revuelta ha estallado en la comarca del Bages.
Las empresas RWE y IGE Wind han presentado ante la Ponencia de Energías Renovables de Cataluña (PERC), organismo dependiente del departamento de Territorio y Sostenibilidad, sendos proyectos para ubicar un total de 17 aerogeneradores en esta comarca, que se sumarían a los 10 ya existentes en la actualidad. Los municipios afectados por los dos nuevos parques eólicos Clarena y Colomer son los de Aguilar de Segarra, Rajadell, Castellfollit del Boix y Fonollosa. Aquí se prevé la instalación de unos molinos de grandes dimensiones –115 metros de altura y 170 metros de diámetro– que afectarán gravemente el medio natural de estas comarcas.
Los ayuntamientos y el Consejo Comarcal del Bages se han levantado en pie de guerra contra estos dos proyectos y presionan de lo lindo, con mociones, alegaciones e impugnaciones, para conseguir que la PERC los declare «no viables». El sentimiento de agravio territorial es muy fuerte. Esta zona del Bages sufrió, años atrás, unos terribles incendios forestales que devastaron sus bosques. Ahora que se está recuperando, los quieren plantar estos 17 enormes aerogeneradores que, además, requerirán la construcción de un nuevo tendido eléctrico para evacuar la energía producida. Los vecinos afectados no son en absoluto refractarios a las energías verdes. Al contrario. Muchos de ellos tienen una elevada conciencia ecológica y han colocado placas fotovoltaicas.
Las tres centrales nucleares tendrán que ser cerradas
La ley del cambio climático, aprobada por el Parlamento en 2017, prevé que en el horizonte del 2030 se habrá procedido al cierre de las tres centrales nucleares que hay Cataluña (Ascó I e II y Vandellòs II), que tienen una potencia conjunta instalada de unos 3.000 Mw. Para sustituirlas, la Generalitat apuesta por las energías alternativas, especialmente la eólica y la solar. La Ponencia de Energías Renovables de Cataluña (PERC) ha aprobado, durante el último año, la instalación de 738 nuevos aerogeneradores, que se añaden a los 811 molinos que ya están en funcionamiento.
Por otro lado, se está tramitando ante el ministerio para la Transición Ecológica la aprobación de 60 aerogeneradores más. En total, la nueva potencia eólica que está en fase de ser implantada en el territorio catalán suma 798 aerogeneradores y 3.632 Mw. En paralelo, la PERC ha aprobado la transformación de 6.753 hectáreas de terreno para instalar campos de energía solar. Los proyectos en tramitación prevén la generación de 3.506 Mw. Las comarcas que tendrán más son lo Segrià (1.199 hectáreas), las Garrigues (918) y la Anoia (751).
