La estrategia desbocada de Joan Laporta contra la Comisión Gestora del FC Barcelona, o más exactamente contra la figura de su presidente, Carles Tusquets, ha provocado finalmente que un posible y muy necesario fichaje de invierno, el defensa Eric Garcia, no haya podido reforzar el equipo de Ronald Koeman cuando más necesita un central en el eje de la zaga.
La circunstancia, vista con la perspectiva del tiempo, ha sido desafortunada y perjudicial para el club, paradigma de la clase de gestión y de visión de Joan Laporta del club como una herramienta de exclusiva funcionalidad para sus intereses, negocios y grandes planes de operaciones en las que probablemente no es el club el más beneficiado.
Por la rabieta de Laporta cuando se aplazaron las elecciones previstas para el día 24 de enero, el ex presidente emérito cargó contra Tusquets en una carta amenazadora, preludio de una querella por su actuación si cometía el error de cerrar el fichaje de Eric Garcia. El jugador tenía un acuerdo con el club para llegar libre el 30 de junio próximo, un acuerdo que podía elevarse a definitivo con una llamada desde el club para cerrar el trato. El coste era cero.
A partir de aquí los otros dos candidatos, Toni Freixa y Víctor Font planteaban dos opciones para incorporarlo. Font quería negociar directamente un traspaso por 8 millones con el City y Freixa apostaba por ligar primero al jugador para junio y ofrecer 1.7 millones, exactamente lo que el FC Barcelona había cobrado por los derechos de formación en su momento.
Aunque Tusquets les había convocado en su momento a los tres para comentar la posibilidad, Joan Laporta siempre se abstuvo de opinar, molesto por tener que acudir a estas reuniones. No sólo no quiso decidir ni opinar, sino que terminó amenazando con tomar medidas legales contra el presidente de la Gestora si realizaba el fichaje. En definitiva, que hoy el Barça no puede contar con un jugador que sería muy valioso para Koeman gracias a que los intereses de Laporta han pasado por encima.
