La candidata de Junts per Catalunya, Laura Borràs, no puede ocultar su disgusto ante el aplazamiento electoral decretado por el Govern, del 14 de febrero al 30 de mayo. Ella siempre ha defendido la oportunidad de celebrar los comicios en la primera fecha reservada. Sobre Borràs cuelga una posible inhabilitación, ya que el Tribunal Supremo le investiga por supuesta prevaricación, tráfico de influencias, falsedad documental y malversación por fraccionar contratos. Así, la candidata real de Junts –Carlos Puigdemont ocupa el primer lugar de la lista de manera simbólica-, ve peligrar su candidatura.
En caso de que fuera inhabilitada antes de mayo, el siguiente en la lista es el controvertido Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, que gracias al proceso de primarias de Junts alcanzó el tercer lugar de la lista de Puigdemont, en detrimento de destacados políticos, como la portavoz del partido, Elsa Artadi.
Diferentes dirigentes del partido se han mostrado abiertamente favorables a la celebración electoral el 14 de febrero. Entre ellos, Borràs, que recordó que países como Portugal, «con un confinamiento más severo que en Cataluña», celebrará comicios.
Todo ello ha generado malestar en el partido, dividido entre los que defienden el 14-F como mejor fecha, y los que secundan el aplazamiento al 30-M, como es el caso de la consejera de Presidencia y portavoz del Govern, Meritxell Budó. Los defensores de la primera idea acusan Budó de haber sido demasiado blanda con ERC y haberse doblado a sus exigencias.
