La miembro de la Junta de Gobierno de la Diputación de Barcelona y jefa de filas de JxCat en la institución, Neus Munté, se convirtió hace unos días en la cara más visible del apoyo a la presidenta del ente provincial y alcaldesa de L’Hospitalet, Núria Marín, ahora sospechosa de estar involucrada en una trama de presunta corrupción en su ayuntamiento. Y es que ante los ataques y las peticiones de dimisión de ERC y de Cs, Munté salió en defensa del «escrupuloso respeto» a la presunción de inocencia de la presidenta.
Al más puro estilo de la clásica sociovergencia, el fantasma que rondaba siempre por encima de los temas más espinosos y que el mito dice que servía para tapar las vergüenzas de los que fueron los dos grandes partidos en Cataluña, ahora JxCat y PSC cierran filas para que no se tenga que relevar a Marín de sus cargos en la Diputación, en su partido y en L’Hospitalet.
Y es que a JxCat le ha pesado más el pacto que tiene con los socialistas para gobernar la Diputación que la oportunidad de separarse del último episodio de supuesta corrupción política que ha saltado en los juzgados. Justamente esta sociovergencia es la que está dando alas a ERC para reprochar, de nuevo, el discurso del miedo a un pacto entre JxCat y PSC en la Generalitat y apartar a Esquerra. En realidad, es la manera de contrarrestar el miedo al tripartito que atiza JxCat.
