Los partidos y las entidades independentistas hace muchos meses que hablan de impulsar una ley de amnistía en el Congreso para hacer borrón y cuenta nueva en el conflicto de Cataluña con el Estado y poder negociar sin represaliados, presos ni exiliados. Los comunes, por su parte, han insistido en modificar el delito de sedición para provocar la salida de los presos independentistas y relajar la mesa de diálogo, idea que Podemos ha comprado como solución para acordar con el PSOE.
Pero desde Cataluña, cuando se les preguntó a los comunes sobre qué pensaban de una amnistía, siempre se han mostrado a favor, pero dudando de su viabilidad. Y tienen una parte de razón, dado que por más que los independentistas lleven una ley de amnistía en el Congreso, no hay una aritmética que permita que pueda ser aprobada.
Sin embargo, la quieren seguir impulsando, y ahora han terminado de enredar a los comunes -y ya veremos hasta qué punto a Podemos- que se sumen a la petición de esta ley de amnistía, una trampa que no hará ninguna otra cosa que dar munición a la derecha contra el Gobierno español y la izquierda estatal, y de la que ahora no saben cómo salir adelante sin quedar situados al lado del PSOE y de la derecha.
