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Gracias Jordi Amat, gracias Xavier Sardà

Jaume Reixach

Periodista de vocació i, per això mateix, fundador i editor d’EL TRIANGLE des de 1990. Militant de la causa per un Món millor
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Yo vengo de un silencio antiguo y muy largo… El silencio que hemos sufrido, durante años, todos aquellos que nos hemos enfrentado y hemos luchado contra la corrupción, la manipulación y el abuso de poder de quienes, con el nombre de Cataluña en la boca, han convertido este país en un pozo de mierda, asqueroso e infecto.

La Cataluña que, después de la muerte del dictador Francisco Franco, habría podido ser -sí- la Dinamarca del sur, es un lugar infame e indecente, carcomido y podrido. El amiguismo, el nepotismo y el tráfico de influencias se han infiltrado en la clase política dirigente y han destruido nuestras instituciones democráticas, empezando por la Generalitat.

El entonces presidente, Jordi Pujol, pronunció una frase lapidaria desde el balcón del palacio de la plaza de Sant Jaume, cuando la Fiscalía pidió su imputación por la quiebra de Banca Catalana (1984): “De ahora en adelante, de ética y moral hablaremos nosotros”. De este modo, la ‘omertà’ mediática y la impunidad transformaron Cataluña en un lugar peligroso, que cínicamente llamaban “oasis”.

Con la justicia, atenzada; con los Mossos d’Esquadra, a las órdenes del poder político; con los medios de comunicación, comprados y con la oposición, condenada al ostracismo, el pujolismo impuso su ley. Esta “dictadura blanca”, denunciada visionariamente por el ex presidente Josep Tarradellas en 1982, fue instaurada por Jordi Pujol, continuó después de Jordi Pujol y dura hoy mismo.

El caso Banca Catalana es el talón de Aquiles de Cataluña”, ha afirmado acertadamente el escritor y ensayista Jordi Amat. En su último trabajo, El hijo del chófer, que exhuma la vida del abominable Alfons Quintà, el primer director de TV3, Jordi Amat dedica unas páginas a explicar las increíbles peripecias y censuras que sufrió el proceso de publicación del libro Banca Catalana: Más que un banco, más que una crisis, escrito hace 35 años por los periodistas Siscu Baiges, Enric González y yo mismo.

El libro El hijo del chófer está siendo un gran éxito de ventas y, gracias al boca a oreja, se ha convertido en el fenómeno editorial de la temporada. Su publicación ha tenido un efecto catártico en la sociedad catalana, que de repente ha abierto los ojos, sorprendida, ante las miserias y los abusos que se nos han querido esconder durante tantos años. He tenido la oportunidad de felicitar efusivamente al autor en el debate que hemos compartido en Ràdio 4, convertida ya en la “otra” radio.

La semana pasada, Xavier Sardà me invitó a participar en el debate de su programa Obrim fil, de TVE1, dedicado al caso Volhov. Es la primera vez que piso un gran plató de televisión en Cataluña. Por supuesto, TV3 y Catalunya Ràdio me mantienen en su “lista negra”, reducido a la invisibilidad absoluta.

Quiero dedicar estas líneas a agradecer la valentía de Jordi Amat y de Xavier Sardà por romper el silencio sepulcral que rodea mi tarea y la de todos los compañeros que no nos hemos resignado a contemplar y a acatar pasivamente la degradación y el secuestro de la democracia en Cataluña. La luz siempre vence a las tinieblas.

En este nuevo día que empieza –después de décadas de oscuridad- todavía quedan sombras que hay que ir desvaneciendo. En la página web de Mediapro, se ha publicado un comunicado oficial en el cual este grupo audiovisual -que dirigen Jaume Roures y Tatxo Benet– admite que pagaron sobornos para conseguir los derechos de transmisión de los mundiales de fútbol de los años 2014, 2018 y 2022. Esta insólita confesión está vinculada al procedimiento judicial que está en marcha en un tribunal de Nueva York sobre el FIFAgate, el escándalo de corrupción que ha puesto al descubierto los negocios sucios del mundo del fútbol.

Si Cataluña fuera un país normal, después de esta confesión, TV3, la televisión pública, suspendería inmediatamente sus relaciones contractuales con el grupo de Jaume Roures y Tatxo Benet. Como ha explicado en detalle EL TRIANGLE, Mediapro ha chupado, desde su fundación en 1994, decenas de millones de euros de los presupuestos de TV3 y acostumbra a mantener una relación obscena con muchos directivos de este canal.

Pasa algo parecido con Ferrovial, la empresa que pagaba sobornos a CDC a través del Palau de la Música, a cambio de la adjudicación de obras públicas, como demostró y condenó la justicia. A pesar de esto, Ferrovial continúa obteniendo contratos de la Generalitat, en especial del departamento de Salud, que dirige Alba Vergés (ERC).

Hemos roto la espesa capa de hielo que mantenía momificada a Cataluña, pero las nefastas inercias y vicios del pasado no acaban de irse. Hay que continuar perforando, abriendo y limpiando.

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