¡Gritad, mientras gritáis, no matáis!

Hablar con Ernest Lluch era pasar un buen rato. Entrevistarlo era fácil. Sólo tenías que pensar en la primera pregunta y, a partir de ahí, podías seguir con las siguientes que salían solas siguiendo su razonamiento. He hecho muchas entrevistas en mi vida y la que le hice en su casa es una de las que estoy más satisfecho. La memoria me la coloca en un piso situado junto al Puente de Vallcarca, en Barcelona, con la ciudad a sus pies. Como siempre, tengo que señalar que mi memoria no es de fiar, porque sólo retiene los recuerdos al por mayor. Conserva recuerdos, sensaciones y a veces cierta nostalgia.

No vivió los tiempos de Twitter. Si esta red social hubiera existido cuando se encontró involucrado en el lío de la Ley Orgánica de Armonización de los Procesos Autonómicos habría salido escaldado. Fue una ley acordada entre la UCD y los socialistas para tratar de calmar los ánimos de un ejército que estuvo a un paso de apoyar el golpe de Estado de febrero de 1981. Los catalanes pre-independentistas se lanzaron a su cuello por defenderla. Lo que son las cosas, en aquel momento tuve la sensación de ser uno de los pocos que estaba de acuerdo con él en este tema.

Lo que más me divertía de su carácter era el tono pillín y cómplice con el que hablaba. Me ha quedado grabada la respuesta que me dio un día, en la redacción de la revista El Món, a la que habría ido a llevar algún artículo, cuando le pregunté cómo se explicaba que Miguel Boyer,con quien compartía mesa en el consejo de ministros, se hubiese emparejado con Isabel Preysler. Y ahora voy a hacer Lluch y no voy a decíroslo. Haré una mueca traviesa, que tampoco podréis ver.

Al igual que pasa con muchos personajes que han dejado huella en su paso por la vida, muchos se preguntan qué haría ahora si… qué pensaría hoy de… Y la pregunta en estos días es ¿qué le parecería la controversia que estamos viviendo en torno al apoyo de Bildu a los Presupuestos Generales del Estado presentados por el gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. Creo que la respuesta es fácil porque lo mataron por defender el diálogo e incorporar el mundo cercano a ETA al camino democrático después de abandonar las armas.

Imágenes de su mitin en San Sebastián apoyando a su amigo y candidato a alcalde, el socialista Odón Elorza,y dirigiéndose a los que intentaron boicotearlo diciendo «Gritad, gritad más fuerte, porque mientras gritáis, no matáis», son una joya de la transición a la paz en el País Vasco y un ejemplo de comportamiento humano digno de referencia internacional.

En mi cole de referentes personales ocupa un lugar destacado.

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