Jordi Cardoner quiso engancharse a la comisión gestora

Jordi Cardoner
Jordi Cardoner

El vicepresidente primero de Josep Maria Bartomeu, el histórico Jordi Cardoner que ocupó el cargo de responsable del área social desde 2010 en el FC Barcelona, quiso seguir ligado al club una vez que la junta directiva en pleno decidió dimitir hace tres semanas. Como los estatutos del club prevén que algunos de los directivos dimissionaris puedan formar parte de la Comisión Gestora, el único que pidió reengancharse fue Jordi Cardoner, en una pirueta que impidió su presidente, Carles Tusquets, cerrado en banda a abrir esta puerta.

Los refuerzos directivos en este tipo de situaciones son habituales en otras circunstancias como en el 2015, cuando el propósito de la junta cesante era el de presentarse en bloque a la reelección en un clima de paz social. Se entiende que su presencia favorece la gobernanza de la Comisión Gestora en algunas de las áreas, facilitando un periodo de transición sin más propósito que la convocatoria de elecciones. Por el contrario, la tensión del desenlace de la última junta, rodeada de graves conflictos pendientes y de una fortísima presión del entorno y de los lobbies mediáticos, dificultaba cargar con náufragos del hundimiento.

Carles Tusquets se parapetó en su deseo de integrar una Comisión Gestora exclusivamente formada por los integrantes de la Comisión Económica y de la Comisión de Disciplina con el refuerzo del presidente de la Comisión de Control y Transparencia, es decir sin directivos electos para evitar suspicacias.

Pero también para impedir la molesta presencia de un exdirectiu con un extraño sentido del intervencionismo como Jordi Cardoner a quien sus propios compañeros de junta acabaron aislando e ignorando en respuesta a sus maniobras y actitudes.

A pesar de que su papel era claramente el de sucesor de Bartomeu como vicepresidente primero, él declaró su incapacidad y rechazo, pero sin abandonar la vicepresidencia como dejando  abierta la puerta a esta posibilidad si finalmente no quedaba otro remedio. Su borrosa posición provocó después de todo, la crisis de dimisiones encabezada por Emili Rousaud, a quién impulsó como candidato y también como líder de una conspiración para derrocar Bartomeu, el que le hubiera dejado sentado en la presidencia. Cuando el complot estaba a punto, Cardoner se hundió, confesó su culpa ante Bartomeu y rogó clemencia para seguir en el cargo cuando el presidente invitó a Rousaud y otros directivos a dimitir por traición y deslealtad.

Cardoner se salvó sólo para sobrevivir unos meses en el cargo y para intentar seguir flotando después del desastre. Triste final y triste imagen la de intentar desmarcarse otra vez sin haber querido asumir nunca el papel esperado de liderazgo que le tocaba. Se ha acabado.

(Visited 573 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

avui destaquem

Deja un comentario