El vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, es ahora la máxima figura política de la Generalitat. Por bien y por mal. Con Quim Torra a la presidencia estalló la pandemia del coronavirus. Torra quiso liderar en todo momento las medidas que se tomaban, quiso mostrarse como el presidente fuerte y que encabeza las soluciones a la crisis sanitaria. Pensaban en JxCat que, si no lo hacía él, capitalizaría el éxito de la reducción de los casos ERC con su gestión desde Salud.
Ahora, pero, sin Torra y con Aragonès al frente del Govern, el vicepresidente ha pedido no aparecer en el centro de las decisiones. Y es que después de ver que algunas de las medidas son impopulares o no funcionan, ERC quiere preservar la figura del que será su candidato efectivo a la presidencia en las próximas elecciones al Parlament.