La reforestación postcovid

Pedro Sánchez ya tiene pensado en que se gastará los 140 millones de euros que Europa le reserva para reforestar la aridez postcovid, y qué frutos sacaremos. Dibuja un paraíso de modernización y transformación del tejido productivo con dos grandes ejes, el de la transformación ecológica y la digital. Lo que sabíamos que teníamos que hacer, pero que dejábamos para mañana. Y promete crear 800.000 puestos de trabajo y recuperar dos puntos y medio el PIB, y también dos huevos duros.

Me recuerda cuando Josep Maria Bartomeu ingresó 222 millones por la venta de Neymar al PSG, y me da miedo. Entonces, el hoy moribundo presidente del FC Barcelona, ​​invirtió más del doble en fichajes (unos 509,9 millones). El primero en llegar fue Paulinho (40 millones), después Dembelé (120), Coutinho (135), Mina (11,8), Melo (31), Lenglet (35,9), Malcon (41), Vidal (18)… Y todo el mundo sabe cómo ha ido todo y en qué situación se encuentra Bartolomé, con un pie y medio fuera del Barça y por la puerta trasera.

Hay que saber gastar, especialmente cuando te llegan ingentes cantidades de dinero. Ya se sabe, no se puede ir a comprar al súper con hambre. Por ello, da miedo pensar cómo se gastarán el dinero europeo y cómo se repartirá. La música suena bien, transformación ecológica y digital, pero hay que estar atentos a la letra, y especialmente a la pequeña. Hacer en dos días lo que no se ha hecho en muchos años, reviste cierto riesgo, que ahora se asumirá. Veremos.

Llama poderosamente la atención que Sánchez haya elegido los 800.000 puestos de trabajo como cifra final de la operación. En 1982, un predecesor suyo en el cargo, el también socialista Felipe González, usaba la misma cifra como promesa electoral para captar votos. Luego, con la cola entre las piernas, González se arrepentía del exceso. Por otra parte, y sin querer poner agua al vino, recordar sólo que 800.000 puestos de trabajo ya se destruyeron en los primeros dos meses de confinamiento. También anuncia, a bombo y platillo, que recuperará dos puntos y medio el PIB, que este año caerá 11,2%.

Temores al margen, le deseo todos los aciertos y toda la suerte del mundo. No en vano, en su éxito está nuestro futuro. Ya no pido, sería demasiado ingenuo por mi parte, una oposición constructiva. Sé que aprovecharán la mínima oportunidad para morder la yugular de Sánchez. Siempre, con el único objetivo de recuperar el poder. Una meta legítima, no hace falta decirlo. Pero, en tiempos convulsos como estos, uno esperaría un poco más de la clase política, una altura de miras que no se encuentra ni en tiempos de pandemia, en los que todos nos jugamos algo más que un puñado de votos, muchas vidas. En fin, crucemos los dedos, y esperemos que Sánchez fiche mejor que Bartomeu. Como clamó Jesús antes de morir, "en tus manos encomiendo mi espíritu".

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