Santi Vila, el que fue consejero de la Generalitat de Cataluña primero de un ejecutivo de Artur Mas y después de Carles Puigdemont, ha afirmado que "lo que pasó en Cataluña en 2017 hay que reconocer que fue impropio de una democracia liberal madura y avanzada". En un artículo de opinión en La Vanguardia, Vila añade que: "Por lo que a mí me corresponde, llevo la pena conmigo y me temo que me acompañará siempre".
Quien fue consejero de Territorio y Sostenibilidad, Cultura, y finalmente, de Empresa y Conocimiento, también defiende que "los políticos y activistas presos del procés tienen que ser indultados. Y el ochocentista delito de sedición, que en Europa nadie entiende, reformado. Los condenados tenemos que reconocer que erramos en muchas de las decisiones tomadas y tenemos que comprometernos con la reconciliación".
En este sentido, el exconsejero dice que la "UGT ha pedido el indulto para Dolors Bassa, sindicalista y humanista de toda la vida, que seguramente secundó alguno de aquellos disparates más por inercia que por convicción".
Santi Vila argumenta que "sobra recordar que, en nuestra monarquía parlamentaria, la concesión de indultos ha sido una práctica no sólo habitual sino incluso bastante frecuente". Vila explica que "gobiernos socialistas y populares han concedido indultos a políticos, banqueros y jueces, pero también a militares y ciudadanos de la calle, que en su momento fueron condenados y que, con el paso del tiempo, se consideró que eran merecedores del perdón de su pena"
Aquí Vila dice que "sólo para refrescar la memoria a los cuales ahora aparentan rasgarse las vestiduras ante la posibilidad de indultar a los protagonistas del procés, recordamos los nombres de Rafael Vera o de José Barrionuevo, que, según la verdad judicial, autorizaron y financiaron nada más y nada menos que el secuestro de un pobre hombre, al cual confundieron con un etarra".
Vila defiende su posicionamiento diciendo: "Recordémos también el bueno del teniente general Armada, coautor del golpe de estado del 23-F, que estuvo a punto de acabar con la democracia en España. Indultados fueron Jesús Gil, nuestro Donald Trump particular, u otros angelitos condenados por corrupción, implicados en actividades ilegales de contrabando u otras lindezas del mismo calibre".
En su artículo, el exconsejero declara que "en Cataluña urge restaurar el consenso constitucional quebrado como mínimo desde 2010, procurando recuperar a casi la mitad de los catalanes que están convencidos que esto de ser catalán y a un tiempo español de nuevo vuelve a ser de conjugación imposible".
El exconsejero añade que "conseguirlo requiere articular una reforma institucional que dé nueva ensambladura y reconocimiento a las históricas aspiraciones nacionales catalanas, que finalmente pueda ser votada por el conjunto de los españoles. Y requiere también dar solución a los políticos y activistas condenados, actualmente en prisión o refugiados en Bélgica".
