¿Qué libro rescata una figura olvidada de la transición?

Antoni Gutiérrez Díaz, Guti
Antoni Gutiérrez Díaz, Guti

Guti. El optimismo de la voluntad (Ediciones 62), de Txema Castiella, rescata la trayectoria de Antoni Gutiérrez Díaz, quien fue el máximo dirigente del PSUC en dos etapas y uno de los políticos más importantes de la transición.

El biógrafo explica cómo Guti fue el ideólogo de la Asamblea de Cataluña, aquel organismo político-social donde, aunque el PSUC mantenía una importante hegemonía, él era capaz de buscar la entente entre todas las partes para que nadie se quedara apartado. Antoni Gutiérrez era el padre y la madre de la Asamblea. Además, siguiendo los consejos de Rafael Campalans, Antoni Gutiérrez siempre siguió la máxima de "política es pedagogía".

Antoni Gutiérrez Díaz, nacido en Premià de Mar de una familia de obreros venidos de Andalucía, mamó la política a casa, cuando tanto su padre como sus tíos eran anarcosindicalistas. Incluso, uno de sus tíos maternos, Antoni Garcia, fue fusilado en el Campo de la Bota después de la Guerra Civil.

Aunque de joven se vinculó al cristianismo de base, estudiando medicina se vinculó a los comunistas catalanes y abandonó sus primeras creencias.

Encarcelado en Burgos, allá coincidió con la plana mayor del PCE y del PSUC. Allí, en 60, también llegó a la conclusión de que los comunistas tenían que mirar más a Italia y menos hacia Moscú. Será legendaria su amistad con Enrico Berlinguer y Guti será un abanderado del eurocomunismo, lo que lo llevará a rupturas políticos con viejas amistades, pero las amistades las seguirá cultivando pese al alejamiento ideológico.

Antoni Gutiérrez Díaz fue diputado en el Congreso, en el Parlamento de Cataluña (y aspirante a presidente de la Generalitat) y en el Europarlamento, donde, a pesar de de ser miembro de uno de los grupos menos numerosos, consiguió ser tan reconocido que en su último plenario el conservador Otto de Habsburgo le quiso dedicar unas palabras de reconocimiento por el trabajo hecho en Bruselas y Estrasburgo.

Antoni Gutiérrez Díaz siempre se negó a escribir su autobiografía. Él hizo las cosas que hizo porque creía que se tenían que hacer, apartándose del foco si era necesario. Su afición era la pesca, en la que encontraba la paz para pensar mientras miraba el mar esperando que un pez picara el anzuelo.

Con El Guti. El optimismo de la voluntad, se puede reseguir la trayectoria política y personal de una de las figuras más importantes del antifranquismo y la transición.

 

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