El Principado de Andorra sufre con aguda virulencia la pandemia de la covid-19, donde ya ha provocado 53 muertos. La pequeña demografía del país, que no llega a los 80.000 habitantes, camufla la gravedad de la situación que se vive en los valles de la Valira y hace que no transcienda a los medios de comunicación.
En la actualidad, Andorra es, comparativamente, el estado de Europa más afectado por la segunda oleada de la covid-19. Según la web statista.com, en los últimos siete días se han registrado 383 nuevos casos por 100.000 habitantes. A continuación, van Montenegro (204 nuevos casos), Moldavia (191), España (158), Chequia (144), Países Bajos (120), Francia (119) y Bélgica (100).
Según datos del ministerio de Sanidad andorrano, la segunda oleada de la pandemia ha provocado 1.254 casos, de los cuales 517 todavía están activos. Hay 14 contagiados en el hospital, de los cuales tres en la UCI.
Desde que se desató la pandemia, Andorra acumula más de 2.100 infectados y presenta una tasa de 686 víctimas mortales por millón de habitantes. Este ranking lo encabeza la pequeña república de San Marino (1.237 muertos por millón de habitantes), seguida de Bélgica (864) y Andorra, que figura en tercer lugar.
Andorra vive fundamentalmente del turismo y esto hace que esté muy expuesta al contagio de personas procedentes otros países, España y Francia, mayoritariamente. Esta alta tasa de covid-19 que hay en el Principado también repercute directamente en la comarca del Alt Urgell, con la cual hay una estrecha relación, que es una de las más afectadas de Cataluña.
El impacto económico de la pandemia también es desastroso. El Gobierno que preside Xavier Espot prepara una nueva emisión de bonos soberanos de 180 millones de euros para hacer frente a las necesidades de financiación externa del país, que colocará a través del Banco Santander y Crédit Agricole.
Este gran repunte de los casos de covid-19 durante la segunda oleada preocupa especialmente al sector turístico. La temporada de nieve, el periodo de más actividad comercial y hotelera, se acerca y hay conciencia que puede ser una debacle si no se consigue parar en seco la evolución de la pandemia en las próximas semanas.
