La ANC ha movilizado 59.500 personas, según datos facilitados por la entidad, en 131 puntos diferentes del territorio catalán. Todo ello en una Diada marcada por la covid-19, que ha rebajado la fuerza de anteriores ediciones.
La movilización ha tenido como epicentro la plaza Letamendi de Barcelona, ante la sede de la Agencia Tributaria en Cataluña. Paralelamente, se han celebrado 130 concentraciones más ante edificios del Estado en unos ochenta municipios. Una celebración territorializada e impregnada por la emergencia sanitaria. La Diada de este año, alejada de la presencia masiva por primera vez desde el 2012, se celebra a las puertas de la inhabilitación del presidente de la Generalitat, Quim Torra, en el Tribunal Supremo.
Distancias delimitadas con espray o sillas, control de temperatura, máscaras y hielo hidroalcohólico, siempre garantizando cuatro metros cuadrados por manifestante, muchos de ellos vestidos con la camiseta de la ANC y sus propias esteladas, pero sin grandes pancartas, hoy vetadas.
Mensajes nítidos de Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC, y de Marcel Mauri, vicepresidente de Òmnium, en dirección al Gobierno, a los partidos independentistas y también en dirección a Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, máximos responsables de Junts per Catalunya (JxCat) y ERC desde el exilio y la prisión. "Exigimos ya una estrategia", ha resaltado Paluzie, que ha cargado contra las "renuncias y divisiones" y ha aprovechado para pedir aparcar el simbolismo.
Poco antes, Mauri ha verbalitzat un discurso similar en cuanto a la demanda de unidad a las formaciones. "Ya tenemos suficientes peleas y debates estériles", ha señalado. El dirigente de Òmnium ha cargado contra la "disputa interna permanente" y ha alertado que, si los partidos continúan "dejándose llevar por los intereses propios", la ciudadanía "se pondrá al frente", otra vez, del proceso.
