Messi pudo ir gratis al Madrid el 10 de junio

Messi, capitán del Barça, y Ramos, capitán del Madrid
Messi, capitán del Barça, y Ramos, capitán del Madrid

La situación de Leo Messi ha promovido todo tipo de opiniones y puntos de vista que, mayoritariamente, han tenido su origen en los intereses oportunistas y manipuladores de un entorno que sigue intentando, a la desesperada, provocar la caída del presidente Josep Maria Bartomeu. A pesar de que esta situación no beneficia absolutamente a nadie y perjudica la preparación de la temporada que viene, la obstinación es de tal magnitud que se ha utilizado el intento de fuga de Messi como último cartucho para abatir al presidente.

Sin embargo, este histórico episodio, desencadenado con el envío de un burofax firmado por Leo dando por hecho su condición de agente libre, se ha girado en contra de la oposición y finalmente a favor de la inflexible postura de Bartomeu de defender la continuidad del delantero argentino.

En este enroque de Bartomeu se han focalizado las más agudas críticas del amplio abanico de opinadors y popas del entorno mediático, en general destacando la poca o nula sensibilidad del presidente a la hora de dejar marchar al mejor jugador de la historia del fútbol en respuesta a su extraordinario palmarés y hoja de servicios.

Bien es verdad que, contra esta presunta y gélida reacción del presidente, nadie ha explicado que la cláusula liberadora que Messi pudo haber ejercido antes del día 10 de junio era de una absoluta generosidad, puesto que Leo podía quedar completamente amo de sus derechos federativos sin ningún tipo de cláusula ni condiciones. Era libre, si así lo hubiera elegido y decidido, de fichar incluso por el Real Madrid. Nada ni nadie lo habría impedido.

Bartomeu, igual que su junta directiva y también no pocos socios, ha interpretado la reacción tardía de Messi como el resultado de una maniobra de un tercer actor, el Manchester City en este caso, en colaboración de elementos de la oposición relacionados con ejecutivos catalanes del club inglés con hasta desestabilitzadors y electoralistas. En definitiva, si la pretensión de Messi era irse, y sin cláusula ni problemas de transfer, lo tuvo siempre en su mano. El Barça no se lo pudo poner más fácil.
 

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