Este próximo 28 de julio se tenían que celebrar las elecciones para elegir la nueva junta directiva del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona (COFB), que reúne 8.800 profesionales del sector. Pero, una vez más, en esta entidad no habrá elecciones –como ya pasó en 2012 y 2016–, puesto que sólo se ha formalizado la presentación de una candidatura, que ha sido automáticamente proclamada.
Esta candidatura es totalmente continuista de los intereses y del polémico estilo de gestión que ha encarnado Jordi de Dalmases, presidente del COFB durante los últimos 12 años y que esta vez ya no se presentaba a la reelección, por problemas de salud. Pero, antes de marcharse, lo ha querido dejar "todo atado y bien atado". Le sucede en el cargo el su, hasta ahora, mano derecha: Jordi Casas Sánchez, que era el secretario de la junta directiva saliente y, con anterioridad, vicetesorero del Colegio.
La opacidad con que se dirige y gestiona esta entidad hace prácticamente inviable que se pueda presentar una candidatura alternativa a la oficialista, puesto que es imposible, por ejemplo, conocer la antigüedad de la vocalia a la cual están adscritos los colegiados, requisito indispensable a la hora de confeccionar una lista, que exige un mínimo de un año.
Los estatutos vigentes, que datan del año 2008, y el complicado sistema que establecen a la hora de elaborar una candidatura electoral hacen que sólo tenga posibilidad de presentarse los que ya controlan el Colegio desde dentro y obstaculizan vergonzosamente el normal funcionamiento democrático de la entidad.
El COFB es uno de los colegios profesionales más ricos de Cataluña, puesto que se queda con un porcentaje por la gestión de todas las recetas que dispensan las farmacias de la provincia de Barcelona.
