La presidencia de la Cámara de comercio de Barcelona, con Joan Canadell, fue una pequeña victoria del independentismo unilateral. Después de muchas decepciones, su victoria en las elecciones, patrocinada por la ANC y por los sectores más hiperventilados de JxCat, fue una ventana abierta a la esperanza de los independentistas unilateralistas.
Además, muchos de sus partidarios y padrinos políticos lo vieron como una figura a seguir, a tener en cuenta: era quién había conseguido ganar cuando nadie lo daba por hecho; un tipo de Carles Puigdemont de la patronal. Ahora, a las puertas de unas elecciones al Parlament y con JxCat sin un cabeza de cartel que pueda revolucionar el independentismo y atraer voto de manera notable, algunos diputados y cargos institucionales del partido han puesto los ojos en Canadell.
Quim Torra no quiere presentarse para repetir en la presidencia de la Generalitat, Carles Puigdemont no sabe qué quiere hacer, los inconvenientes judiciales parece que anulan la candidatura de Laura Borràs, y los actuales consejeros Damià Calvet y Jordi Puigneró tienen una querencia limitada. Es por eso que ya hay quién pide a Canadell que haga el salto a la política y sea el cabeza de lista de JxCat. Él se deja querer, dice que está bien donde está, pero no cierra la puerta a ninguna posibilidad. Flirtea, pero no se decide.
