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Las kellys se quedan sin trabajo y sin derecho a subsidio a raíz de la crisis del coronavirus

Kelly trabajando

Las kellys, como se conocen las camareras de piso de los hoteles, viven con una eterna promesa: la de la reforma del artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores, que prohíbe los subcontratos, la de la regulación salarial, la de un nuevo contrato estable…, pero todo se ha quedado en el aire y las kellys se enfrentan a un futuro muy incierto debido a la pandemia del coronavirus.

Muchas de ellas tenían, sólo de palabra, la promesa de volver a trabajar, por parte de las empresas que las contratan, durante la época de verano, pero al cerrar todos los hoteles, todo ha quedado en nada. Si bien es cierto que el gobierno de Pedro Sánchez ha aprobado la creación de una bolsa de subsidios para trabajadores domésticos, es sólo para los que están contratados por los hoteles, un trapicheo que denuncian desde el colectivo de las kellys.

Tal como explica Miriam Suárez, "el problema es que hay dos grupos de trabajadoras, las que están en plantilla, que tienen derecho a un ERTE, y las que están subcontratadas, que fueron despedidas sin derecho a nada. Son contratos por obra y servicio y las han dado de baja con la excusa de baja ocupación, antes de lo que dictaminó el Gobierno. Si hay alguna que tenga paro acumulado cobrará, pero el 95% de las camareras de hotel, que son subcontratadas, no tienen".

Para acabar de remachar el clavo de la precariedad, muchas de las trabajadoras sólo tenían un compromiso verbal con las empresas de empezar a trabajar durante la campaña turística, cosa que ya no pasará. "Se quedan sin nada y sin ayudas", asegura Suárez. Se calcula que más de 70.000 kellys se han quedado sin trabajo en toda España. Subcontratar la limpieza de los hoteles es una práctica habitual, que en ciertos casos se acerca a la ilegalidad. "Muchos hoteles crean una empresa pantalla para subcontratar a las camareras de piso y así poder ahorrarse pagar bajas laborales si se producen", explica Miriam Suárez.

Es el mismo hotel quien da las órdenes de limpieza y no la empresa subcontratada, una práctica que evidencia esta doble moral. "Queremos que no se externalice un trabajo que es esencial para un hotel, porque cuando vendes una habitación tiene que estar limpia, estamos dentro del pack", declara Suárez. Las kellys, esperando la eterna promesa, ven como la crisis de la Covid-19 las está hundiendo todavía más.

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