La pandemia de la Covid-19 hace todavía más precario el trabajo de los ‘riders’

Las plataformas no facilitan mascarillas o guantes a los repartidores para no establecer ninguna relación que pueda ser interpretada como laboral por un juez
Rider

Cataluña tiene 3.042 licencias de riders (repartidores) que representan el 20% de todo el Estado y Barcelona concentra la mayoría de ellos. Licencias que pueden ser subarrendadas por un 30% de comisión de cada pedido lo que hace imposible determinar la cantidad de personas que se dedican. Haga sol, lluvia, nieve o haya una pandemia de virus, a los riders es habituales verlos con la mochila al hombro llevando lo que pedimos desde la comodidad del sofá.

Los riders son autónomos, puesto que las plataformas que los usan, Glovo, Deliveroo, Amazon o Ubereats , entre otras, no establecen ninguna relación contractual con ellos y es precisamente este punto el que más controversia está generando. El secretario de políticas sociales de UGT, José Antonio Pasadas, confirma que las plataformas no les han dado equipos de protección, asegurando que "es un colectivo que está muy precarizado. Durante la Covid-19 en que la mayoría estamos confinados ellos continúan trabajando pero las mascarillas, los guantes y el gel se lo tienen que pagar de su bolsillo. Las plataformas no quieren establecer ningún tipo de relación que después se pueda usar en un juzgado para establecer un precedente de laboralidad".

En este mismo sentido se expresa el secretario de políticas sociales de Comisiones Obreras, Carlos del Barrio, el cual afirma que "si hay problemas para tener una mascarilla, imagina un EPI (equipo de protección individual) entero, por eso pedimos a las empresas matrices de donde recogen los pedidos que si los riders se piden mascarillas que se las den y que les dejen entrar a hacer las higienes necesarias mientras están esperando para no exponer ni la entrega ni en la recogida"

Cuando se decretó el estado de alarma y se confinó a la población la actividad de los riders quedó en un limbo legal. Es cierto que los restaurantes estaban cerrados al público pero no así los pedidos a domicilio. Antonio Pasadas afirma que muchos continuaron trabajando y que "si son riders autónomos pueden decidir si continúan trabajando o no, pero entonces si es que no la empresa les penaliza, y si es que sí y continúan con el trabajo normal no poder alegar que ha caído su actividad un 75% por qué no está contemplada como de primera necesidad y por lo tanto tendrían que parar. Es un pez que se muerde la cola".

Las plataformas penalizan a los riders que no trabajan con la frecuencia que ellas quieren. Durante la pandemia han continuado pidiendo riders que, según explica Pasadas "si no están disponibles caen de los rankings y cuando volvamos a la normalidad se les darán los peores horarios y menos pedidos". Un rider tiene que trabajar más de 65 horas semanales para poder lograr el salario mínimo interprofesional, y según Pasadas "el sistema es perverso por qué se aprovechan de la necesidad de los riders y hace que se expongan más para conseguir más pedidos".

La conveniencia o no de pedir una pizza durante el confinamiento es del consumidor pero no son ellos los responsables que haya riders pedaleando por las calles, según nos explica Carlos del Barrio, asegurando que "no podemos cargar la responsabilidad de una relación laboral abusiva y precaria a los consumidores. Somos conscientes que se tiene que hacer un consumo responsable, pero la responsabilidad es de las empresas y no de los consumidores".

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