«Sólo los sistemas públicos pueden proteger la ciudadanía»

Entrevista a Toni Barbarà
Antonio Barbará Molina
Antonio Barbará Molina

Médico especialista en salud pública, integrante de la Marea Blanca. Considera que ante la pandemia no es momento de luchas partidistas y de banderas, y confía en que después de la crisis no se vuelva a los austericidios, los repagos y las privatizaciones.

¿Qué reflexiones hace ante esta pandemia y la manera como se está afrontando?

Ya es incuestionable que cerramos ciclo y abrimos una nueva etapa. Esperamos que con aprendizaje y rectificaciones.

¿Cómo valora la reacción del gobierno español?

El gobierno tiene que gestionar una situación heredada de un penoso desmantelamiento de los servicios públicos y especialmente de la sanidad. Obviamente no previó la magnitud de la tragedia y ha ido reaccionando escalonadamente a bofetadas, pero siempre un paso demasiado tarde.

El gobierno de la Generalitat y otras comunidades, además de un sector de expertos, han pedido más restricción de la actividad económica.

Este gobierno y sus precedentes son puros instrumentos del neoliberalismo. Hace mucho que priorizan la economía y los mercados por encima de los derechos sociales. ¿Hay que recordar los recortes del señor Mas, y hasta ahora?

La Europa que comparte los retos no aparece. Se dice que unos países lo hacen mejor que otros y hay competencia entre ellos para obtener material sanitario.

La UE que tenemos (¿o nos tiene?) malfunciona para las personas y la ciudadanía y funciona desmesuradamente para los negocios y los capitales. Le viene de naturaleza. ¿Hay que recordar las estrategias que mandan (de Maastricht en Lisboa)?

Los países europeos tienen sistemas sanitarios más avanzados que la mayoría de los del Tercer Mundo. En cambio, están más afectados por la Covid-19, hoy por hoy. Hoy por hoy.

La pandemia se expande como una mancha de aceite, imparable. Ha llegado a la India o Latinoamérica (y en los EE.UU., of course). Me preocupa muchísimo lo que puede pasar pronto en África y el Tercer Mundo.

¿Hay que reorganizar el sistema sanitario para hacer frente a esta pandemia o las que vengan?

Es absolutamente imprescindible y urgente. Lo harán porque esperamos que la gente haya entendido el mensaje: sólo los sistemas públicos pueden proteger la ciudadanía. Estamos con una financiación de salud inferior a la del 2010: entonces se destinaba a la sanidad un 30% del presupuesto de la Generalitat. Ahora (en el nonato presupuesto, publicitado como social) era el 23%.

Los dirigentes del Reino Unido y los EE.UU. empezaron sacando importancia a la pandemia y han acabado aplicando confinamientos como los otros países.

Los regímenes ultraliberales, fascistas y populistas están quedando a cuerpo descubierto: su única prioridad es el mercado y el poder. Esta es la gran oportunidad para el negocio de los carroñeros.

Los sanitarios se la juegan. Y no siempre con las protecciones adecuadas.

Este virus es un mata-sanitarios. Pero esto es exponencial cuando se trabaja sin control ni protocolos claros, EPIS, tests analíticos, medios, respiraderos, mascarillas… No es sólo incompetencia, es una situación insoportable y en algunos casos definitivamente delictiva.

¿La ciudadanía no puede hacer algo más que cerrarse en casa y aplaudir los sanitarios cada noche?

Con la subida del gráfico letal hay que seguir de cabo a rabo las instrucciones del mando de crisis, asumiendo que puede equivocarse (que lo hace). Toca una instancia coordinadora y global. Competir ahora en términos de partidos y banderas es inmoral, perverso, además de suicida. Ahora la gente aplaude en los balcones. Confiamos que tendrá memoria y escarmiento y que cuando pase la crisis nadie plantee volver a los austericidios, los repagos, el trasvase de los recursos públicos al sector privado, las privatizaciones…

Las residencias de gente mayor y, en general, la gente de edad avanzada son los sectores donde la enfermedad se lleva más vidas. ¿Ley de vida?

Una penalidad vergonzante más. La situación de muchas residencias es lamentable desde hace mucho tiempo. Es un sector profundamente privatizado y expoliado, y la mayoría de sus trabajadoras se dejan la piel. Ahora son la ilustración del caos. Esto, además de la gerontofobia imperante (aquello del "vivís demasiado!").

¿De este episodio tendría que salir una sociedad donde la salud de los ciudadanos quedara definitivamente en manos del sector público?

Tiene que salir este resultado. Porque no es una consigna, sino una necesidad absoluta. Si no sirve para eso, esta sociedad y el planeta no se escapan.

Hay empresas que quieren hacer negocio vendiendo mascarillas o equipos de protección sanitarios y laboratorios que querrán hacer con medicamentos contra la pandemia.

El único tratamiento posible con este subproducto de la humanidad es el régimen penal. La historia, pero, está llena. Es tiempo de "grandes oportunidades de negocio". Volvamos a ver El tercer hombre.

¿Se atreve a hacer alguna previsión sobre la evolución que tendrá esta pandemia?

Que acabará pasando, pero el pronóstico es de una enorme gravedad a menos que nos pongamos con humildad, rigor, principios, fraternidad, solidaridad y recursos.

Y cuando se acabe, ¿Tendremos que hacer frente a otros?

Aquellas personas que se encuentran instaladas confortablemente en un sistema gravemente enfermo están muy enfermas, ni que sean mayoría. Mi receta, más que nunca: salud es luchar o luchar es salud.

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