«En Cataluña, el enemigo principal es la derecha catalana»

Entrevista a Xavier Marín Vázquez
Xavier Marín Vázquez | Foto: Àngel Guerrero
Xavier Marín Vázquez | Foto: Àngel Guerrero

Formador en comunicación y liderazgo, imparte cursos en la UAB y la UB. Activista de larga trayectoria, forma parte de “Rojos”, ala izquierda del PSC. Tiene varios libros publicados, entre ellos Izquierda y derecha, diferencias políticas fundamentales.

¿Es quizá la cuestión de la economía por donde más le aprieta el zapato a la izquierda en general y a la socialdemocracia, en particular?

Es el elemento principal por el que muchos socialistas se reconvierten en socialdemócratas, o ni siquiera se reconvierten y se apartan del socialismo. He explicado muchas veces, dentro del PSOE y el PSC, que esta organización tiene algunos hijos no deseados. Uno de ellos es Podemos, que le nació por el lado izquierdo, sobre todo como consecuencia de la mala gestión de las políticas económicas del gobierno Zapatero, a partir de la crisis de 2008. Allí empezó la ocupación de la puerta del Sol en Madrid y de Plaza Cataluña, en Barcelona y desembocó en Podemos que, en lo social, defiende lo que siempre ha defendido el socialismo. Cosa que los socialistas no lo hicieron, y por ello salió Podemos y tiene mercado. 

En realidad, con el eurocomunismo, ¿gran parte de la izquierda más radical no entró a formar parte de la casa común socialdemócrata? ¿Se transformó, digamos, objetivamente, en el ala izquierda socialista?

El reformismo gradualista, como dicen los socialistas, en cuestiones económicas y sociales no es, ni más ni menos, que el programa mínimo, del programa máximo que podría ser el de los comunistas, entre los que yo estuve desde el 68 hasta el 80, en el Partido del Trabajo (PT). Allí pretendíamos ser la vanguardia del proletariado, que salva a las masas populares tomando el Palacio de Invierno, y haciendo una revolución. Afortunadamente, vista la experiencia del socialismo real, no nos dejaron.

¿En tal sentido, están llamadas las familias de la izquierda a encontrarse en un mismo espacio, al estilo del laborismo británico?

Junto con otros compañeros del PSC, fundamos el movimiento “Rojos”, que nos autodenominamos “ala izquierda del socialismo español y catalán”. Lo hicimos en el año 2016, antes del Congreso del PSC, y tras la gran frustración que nos produjo la gestión económica del Gobierno de Zapatero y el nacimiento de Podemos. Para nosotros, esto es una línea roja. Tras 40 años de militancia el Partido Socialista, yo dije que, si se hubiese hecho la “gran coalición” con el PP, que planteaban Susana Díaz, Felipe González, Alfonso Guerra…, me hubiera ido de la organización. Era mi límite. No estaba dispuesto a repetir el mismo error, que yo advertía del SPD alemán. Si se acepta el programa económico de la derecha, se deja de existir, aunque sigas siendo reformista respecto a derechos políticos y sociales.

A la luz de los resultados electorales del laborismo británico en las últimas elecciones generales, al parecer con un programa muy radical ¿Cabría preguntarse si no es hora de plantearse un aggiornamento de fondo en la izquierda?  

Ese programa estuvo bien en el momento que salió, que fue inmediatamente después de la crisis económica mundial. Pero las propuestas que hacemos en la socialdemocracia con respecto a la cuestión económica, que no plantan cara de verdad a los poderes económicos, nos hacen perder credibilidad. De ahí, el recule de la izquierda desde 1945. La socialdemocracia vivió de la amenaza del comunismo y de los países de los países del otro lado del “telón de acero”. Cuando desapareció esa amenaza la derecha se relajó, entendiendo que la socialdemocracia no iba a recurrir a la movilización, que es su gran déficit. Porque los socialdemócratas hacen muchos análisis, incluso marxistas, de la realidad, y dicen a la gente “que mal estáis”, pero no saben hacer propuestas. Cuando se tienen mayorías durante un tiempo (como han sido los 21 años de Gobierno de Felipe González y Zapatero, y ahora dos años y pico con Sánchez) ¿Por qué no se modifican las leyes con objetivos más de izquierdas? Porque no hemos nacido para combatir al capital en la calle, sino para convencerle de que sea más suave. Más allá de los enunciados, de “prometer”, el tema está en cómo resuelves las cosas. Y eso se hace cuando se tiene poder para hacer los presupuestos generales.

¿En el voto a Corbyn no le ha pasado también factura el Brexit como parece estar ocurriendo también en Cataluña?

Aquí, puedes ser del partido que quieras, pero el programa social, económico… No vale nada, porque dese hace años lo que se discute es la independencia de Cataluña, e imagino que en Inglaterra sobre la salida de la UE. Y la cosa contamina tanto, que hasta las elecciones andaluzas se hacen en clave de independencia o no de Cataluña. Utilizando mi viejo lenguaje político, le digo a la gente que ahora el problema aquí no es la derecha o la izquierda. Es la derecha nacionalista. La izquierda tiene dos enemigos¡, la derecha independentista catalana y la derecha española. Si nos tenemos fuerza para enfrentar estas dos guerras, tengo que definir quién es el enemigo principal en cada momento. Hoy, en Cataluña, el enemigo principal es la derecha nacionalista catalana. Mao se alió con Chiang Kai-shek para hacer frente a la invasión japonesa en China. Esto respondo a los que me dicen ¿Como tú siendo tan de izquierdas puedes estar en Sociedad Civil Catalana? Hay que unir todo lo susceptible de ser unido, en contra del enemigo principal. En una cuestión como el Brexit, que era el problema principal en Inglaterra, no valen las ambigüedades ¿Te quedas en Europa o te quieres ir? Si ahí vacilas, estás perdido.

Hablando de Europa ¿Cuál es, a su juicio, el papel de la izquierda respecto al proyecto comunitario?

Está claro que, contra los grandes gigantes económicos mundiales, no hay más vía que la construcción de una comunidad de Estados de 500 millones de personas, como es Europa. Ahí nos va perfecto a los que desde la izquierda aspiramos a una República Federal Europea, en la que elijamos directamente a nuestros representantes. A partir de lo cual no deciden solo el Banco Central Europeo o Merkel las políticas económicas, sino un gobierno salido del Parlamento Europeo. Así, contra la globalización económica que impone el Sistema, globalización política. Y salgamos de nuestra capillita, de la isla de nuestro pequeño Estado-nación. La izquierda, cuando no lo tiene claro, como les ha pasado a los laboristas, se queda fuera de juego.

Cosa que entra en franca contradicción no solo con los populismos de derechas, sino con una izquierda que, temerosa de la globalización, propone un repliegue al Estado-nación…

Creo que es bueno y pedagógico reconocer lo positivo de la globalización. Hay que romper con las tradiciones históricas cuando no funcionan. Sí hay que estar en un sindicato, pero cuando un sindicato no funciona no se puede seguir en él. El coqueteo de los nacionalismos en Europa, funciona si hay dinero detrás.

Y, volviendo a Cataluña ¿Qué escenarios se dibujan para el próximo futuro?

Llevo una lucha política intensa en el Consell Nacional, que es el máximo órganos de decisión del PSC en Cataluña, respecto a la idea de un nuevo tripartido en Cataluña. Algo que se viene apuntando desde hace un tiempo. Ese es otro límite. Quien rentabilizó el tripartito fue Esquerra Republicana. Y fruto de aquello fue lo que vino después, cuando hasta Convergencia se tiró al monte. Si el PSC permite o busca, como parece que está haciendo estos momentos, nuevas elecciones y montar un Gobierno Común Podem, PSC y ERC, muchos socialistas nos replantearemos continuar en el partido. 

¿Más allá de la política, no hay en Cataluña un gran déficit de lucha ideológica, cultural, imprescindible para restañar la herida abierta por el Procés?

No se puede cambiar el poder político sin modificar los valores culturales e ideológicos, que determinan que la gente vote de una manera u otra. Debería haber, claro, autonomía entre la lucha política y la cultural, de modo que, por ejemplo, el pacto no impidiera ser radical en el combate ideológico. Pero la lucha ideológica es, sobre todo, responsabilidad de los partidos, que son los transmisores de valores, programas… Cuando los partidos no ofrecen alternativas, acabamos en Gramsci. Hay que recordar a nuestros partidos, a nuestros dirigentes, que de nada sirven los programas si no hay movilización en la calle ¿Cuál era la fuerza de la izquierda en la pre-democracia y hasta 1980? Que había una gran movilización. Llegamos al poder institucional y, ahora, diles a las Asociaciones de Vecinos, que no nos toquen las narices. Y si no os gustamos, dentro de cuatro años nos echáis, pero no estéis en la calle, molestando.

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