Carles Puigdemont y sus más fieles seguidores estarían detrás de un pequeño grupo de militantes de ERC contrarios a la abstención del partido que ha permitido la elección de Pedro Sánchez. Puigdemont estaría dispuesto a recibirlos en la Crida, el partido fundado por él mismo, que preside Jordi Sánchez.
A estas alturas, sin embargo, todo está en un estado embrionario, aunque se habrían producido las primeras conversaciones. Los opositores al pacto no tienen voz ni voto en el consejo nacional de Esquerra, después de que no obtuvieran el apoyo suficiente en el congreso expreso del pasado diciembre.
Asimismo, ningún alto dirigente estaría dispuesto a encabezar esta ruptura. Ni los dirigentes más escépticos con el pacto, como Sergi Sabrià o Roger Torrent, forman parte de esta operación. Pero ERC sí que puede sufrir un goteo de bajas de militantes de base e incluso algún dirigente territorial, sobre todo en las comarcas donde el puigdemontismo es más fuerte.
La última ruptura en ERC la protagonizó Joan Carretero, quien creó Reagrupament, una formación que ahora está muy bien representada en la Generalitat, con Quim Torra y algunos de sus colaboradores. Reagrupament acabó integrándose en el PDECat, del mismo modo que lo habían hecho Ángel Colom y sus acólitos desde el Partit per la Independència, pues éste acabó formando parte de la Convergència pujolista.
A pesar de estos movimientos internos, desde la dirección no se considera que tengan suficiente fuerza para desestabilizar el partido. Las deserciones se han producido por la decisión de permitir la elección de Sánchez, pero también porque algunos de estos militantes de ERC consideran que hay que seguir el camino que ha marcado Puigdemont y no el de Oriol Junqueras. Muchos de ellos ya habrían votado a Puigdemont en vez de a Junqueras en las pasadas elecciones europeas de mayo de 2019.
