Los Mossos d'Esquadra, puestos en entredicho por fuerzas políticas conservadoras españolas, están en primera línea en la respuesta a las manifestaciones contra la sentencia, dejando a la Policía Nacional en segunda línea.
Sin embargo, expertos en seguridad explican que el objetivo de la dirección de la policía catalana es salvar a Josep Lluís Trapero, el mayor que era el máximo responsable de los Mossos hace dos años.
Trapero está a la espera de que empiece en enero su juicio en la Audiencia Nacional, donde está acusado de sedición. Junto a Trapero también se tienen que sentar en el banquillo el resto de la cúpula de Interior hasta su destitución el octubre de 2017 debido a la consulta del 1-O.
Así, la reacción de los antidisturbios de los Mossos podría ser calificada, según los expertos, de "baja intensidad" o bien de "contención". A pesar de ello, los Mossos siguen bajo el foco de la crítica tanto por parte de PP y Ciudadanos como de la CUP e, incluso, de ERC, socio de gobierno pero que, a pesar de todo, habría salvado la cabeza del consejero Miquel Buch, pedida desde Waterloo y que Quim Torra estaba dispuesto a ceder.
Trapero, que lideró a los Mossos durante la última etapa de Carles Puigdemont en el gobierno, declaró en el juicio del Tribunal Supremo que él siempre había obedecido las órdenes judiciales y que, incluso, tenía preparado un operativo para arrestar al gobierno de Puigdemont a si un juez se lo ordenaba.
La sentencia del Supremo, no obstante, podría obligar a la Fiscalía a cambiar sus conclusiones por el juicio a Trapero. Además, se tendría que tener en cuenta su declaración judicial, según apuntan fuentes jurídicas.