"La que nos ha liado usted y su banda". "El problema es que la banda no se ha puesto de acuerdo para repartirse el botín". Esto dijo el presidente del grupo de los diputados de Ciudadaons en el Congreso, Albert Rivera, durante el debate de investidura fallido de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.
¿Es normal que en un Parlamento democrático se usen expresiones como esas?
Si es que se le calentó la lengua e improvisó, mal. Demostraría que Rivera es incapaz de control·lar sus reacciones y utilizar las palabras adecuadas cuando habla sin leer lo que ha preparado antes. Si es que ya fue al Congreso con la idea de utilizar la expresión 'la banda' para referirse a los diputados socialistas y de Unidas Podemos, mucho peor, claro. Querría decir que apuesta abiertamente por el insulto, la agresión dialéctica pura y dura.
Es un estilo de pelea de discoteca. Un ejemplo terrible para los millones de ciudadanas y ciudadanos que siguieron el debate.
Si a la política actual le hace falta algún cordón sanitario es el que tendría que aislar estos comportamientos. Ciudadanos no ha puesto ninguno a la hora de pactar con Vox y, quizás por eso, su líder opta ahora por subir el tono de sus intervenciones hasta el punto de hablar como si fuese un miembro de la ultradreta.
Debe confiar en la idea que el que grita o insulta más es el que resulta más convincente para quienes siguen una discusión. No hay estudios científicos que lo demuestren. Sí que es cierto que hay un buen puñado de políticos y tertulianos que están convencidos de ello. En Catalunya tenemos unos cuántos. El objetivo de ganar a cualquier precio, incluso al de ignorar el respecto a la verdad y a los adversarios, es discutible en las competiciones deportivas. Es intolerable en el debate político.
Cuando veáis un tertuliano o a un dirigente político que apela al insulto o al desprecio de sus opositores políticos, desconfiad de él. Seguro que conocéis unos cuántos y unas cuántas. Nada bueno se ha construido desde esta actitud. Os recomiendo que estos días de verano leáis el monográfico del Institut Catalán Internacional per la Pau dedicado al "Diálogo en sociedades polarizadas". Si lo que queréis es construir, claro está. Si lo que queréis es ganar, caiga quien caiga, tampoco está nada claro que el modelo Rivera funcione.
