El barcelonismo más guerrero no ha sabido interpretar si la temporada, cerrada con una Liga de sueño, la eliminación en las semifinales de la Champions a un gol de disputar la final, y la final de una Copa impecable, pero finalmente perdida ante el Valencia, justifica el intento de un golpe de timón contra la directiva de Josep Maria Bartomeu.
Sólo lo ha intentado el colectivo El Senyor Ramon, que se presenta como el primer think tank de la historia relacionado con el FC Barcelona. Un colectivo modernito, de perfil de socio tirando a intelectual, que congrega a abogados y emprendedores, y enganchado a las redes sociales, que se presentó en noviembre de 2019, precisamente coincidiendo con el 119º aniversario de la fundación del club. Lo hizo sin demasiado ruido, como aquel que no desea enseñar todas sus cartas, y dando a entender que guardaba grandes secretos en cuanto a patrimonio azulgrana y ambiciones. También en cuanto a liderazgo, como si no tener un líder fuera uno de sus activos más valiosos.
Sin embargo, sus acciones propagandísticas tampoco adquirieron relevancia ni demasiado admiradores, visto lo cual, al llegar al final de esta extraña temporada, se plantearon intentar un voto de censura contra Bartomeu, un recurso estatutario para echar al presidente y su junta antes del final de su mandato. Por lo poco que ha trascendido, los hombres y mujeres barcelonistas del Senyor Ramon estuvieron buscando un candidato, pero no entre sus filas sino alguien de fuera con la audacia y los recursos económicos para afrontar el desgaste de ser un llanero solitario y pagar las facturas de darse a conocer y buscar avales cuando ya no se disputan partidos en el Camp Nou.
Era una aventura condenada al fracaso, ya que las dos últimas tentativas no han sido precisamente dignas ni sólidas, sino más bien charlotadas de mal gusto, una a cargo de Jordi Casas, que duró 24 horas, y otra encabezada por Agustí Benedito, que presumió de miles de firmas que, ciertamente, no tenía. El llamado Senyor Ramon tal vez haya escrito su propio final siete meses después de saltar a la arena.
