Mediadores entre catalanes, ¡ya!

Es urgente. Hace falta una figura, o más de una, que ponga paz entre los catalanes. Esta figura no puede ser el Síndic de Greuges, Rafael Ribó, por dos razones: una, que ya le toca pasar a la reserva después de 14 años en el cargo, y dos, porque una de las dos partes lo consideraría parcial. No hace falta decir cual. Pero necesitamos alguien que pare la espiral creciente de insultos y agresiones que se viven por todo el país y en las redes sociales.

Cuando alguien, por razones ideológicas, se cree con el derecho de lanzar huevos y tomates contra una cantante en plenas fiestas de mayo de Badalona es que se ha llegado demasiado lejos. Fue de muy poco que a los autores de la acción no les hincharan la cara y suerte tuvieron de los asistentes que pararon a quienes estaban decididos a hacerlo.

La sensación de impunidad con que se mueven algunos ciudadanos a la hora de cometer agresiones o amenazas públicamente tendría que cortarse de raíz. Hay algún elemento especial que hace que la defensa de la patria, sea cual sea, parece que justifique unos comportamientos violentos que no se dan en la reivindicación de otras causas. Por Catalunya hay mucha gente dispuesta a partirse la cara o, en otro orden de cosas, a hacer el ridículo. En cambio, para exigir que miles de personas dependientes no se mueran sin recibir las ayudas a los que tienen derecho o que los enfermos no se pasen días en la cola de las urgencias de los hospitales no hay esta vehemencia.

De hecho, pienso que hacen falta más mediadores. Por ejemplo, uno que controle twitter e impida la proliferación de mala leche en sus mensajes. Si tenemos que esperar a que la empresa lo haga lo podemos hacer sentados, como recomienda el director de Tv3, Vicent Sanchis, cuando le recuerdan que tendría que dimitir porque el Parlament reprobó su nombramiento.

Hablando de Tv3, allí también haría falta un buen mediador visto que el Comité Profesional de la casa está más pendiente de vigilar a la Junta Electoral Central que del rigor y pluralidad de las informaciones y la programación de la casa. En Catalunya Ràdio, tres cuartos del mismo. En Cataluña Música, no hace falta.

Y ya puestos, no estaría mal que pusieran un mediador para que vele porque los periodistas no nos tiremos los platos por la cabeza entre nosotros. El último episodio de este mal rollo entre profesionales lo hemos vivido con el director de El Nacional, Pepe Antich, pidiendo la cabeza del periodista Albert Soler, del Diari de Girona.

Es evidente que no podemos nombrar para estos cargos a ciudadanos que entren dentro del epígrafe de 'catalanes'. Los nórdicos se ve que van muy bien para este trabajo. Tengo algunos nombres en la cabeza pero no los diré porque sino los de Esquerra seguro que se lo toman a mal.

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