Después del extraño episodio de mobbing que motivó, el pasado mes de marzo, su dimisión del secretariado nacional de la CUP, la ex diputada Mireia Boya vuelve a la primera línea política. Lo hace en su tierra natal, el Valle de Arán, donde aspira a ocupar el cargo de síndica (presidenta) del Conselh Generau, la institución de gobierno del valle.
Su madre, Maria Pilar Busquets, ya ostentó esta responsabilidad entre los años 1991-93, en representación de Convergència Democrática, dada la estrecha amistad que mantenía con el entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Ahora, la hija se presenta a las elecciones del próximo 26-M bajo las siglas de Amassa, una plataforma occitanista de izquierdas que reúne a la CUP, ERC e independientes.
Mireia Boya tiene difícil el objetivo de llegar a ser la futura síndica del Valle de Arán. Los dos partidos hegemónicos en el territorio son la CDA del actual síndico, Carlos Barrera, y la Unitat de Aran, próxima al PSC, de Paco Boya. Además, Ciudadanos tiene una fuerte implantación y barrió en las elecciones del 2017, cuando Mireia Boya se presentó como cabeza de lista de la CUP por la circunscripción de Lleida, obtuvo un insignificante apoyo en Arán y no retuvo el escaño.