Elecciones y expectativas

Al final, lo de las elecciones acaba siendo una cuestión de expectativas. Por eso, al día siguiente de la contienda mucha gente dice que ha ganado cuando los resultados pueden apuntar en otra dirección. Las últimas elecciones del 28-A las ganó Pedro Sánchez (PSOE) en España y Oriol Junqueras (ERC) en Cataluña. El resto de victorias pueden ser relativas. También es cierto que genera pocas dudas la derrota de Pablo Casado (PP), ya que la derrota fue especular se mire desde donde se mire y se maquille como se maquille.

A partir de aquí todo es más o menos relativo. Es cierto que Albert Rivera (Ciudadanos) ha hecho una subida espectacular, pero sus expectativas eran quedar segundos y alcanzar la suma de derechas para terminar gobernando. Si a esto añadimos los pobres resultados en Cataluña, podríamos decir que a pesar de ganar, porque en el conjunto del Estado han obtenido 57 diputados, han perdido porque sus expectativas eran superiores.

En el caso de Podemos la derrota es clara, han bajado y Cs les ha relegado a la cuarta fuerza del Congreso. Sin embargo, la formación que lidera Pablo Iglesias, que sí supo reconocer la derrota, ahora saca pecho porque no sólo se ve con fuerza para condicionar el gobierno de Pedro Sánchez, sino y también de formar parte de ese gobierno, aunque los socialistas se resisten, al menos de manera inicial.

Vox entra en el Congreso con veinticuatro escaños. Esto, nos guste más o menos (a mí nada), es una victoria porque vienen de no tener representación. Pero algunas encuestas doblaban y casi triplicaban el resultado y el líder ultraderechista Santiago Abascal ya había tomado medidas en la Moncloa. Entonces, aunque celebraban la victoria, tenían cara de derrota, y eso es muy difícil de disimular.

El caso de Junts per Catalunya también merece un estudio. Están contentos porque las encuestas les rebajaban a cuatro o cinco diputados, incluso alguna apuntaba a dos. De hecho, la entrada de Laura Borràs haciendo tándem con el ex presidente de la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), Jordi Sánchez (ahora en prisión) se forzó para tratar de salvar los muebles. Finalmente han obtenido siete diputados, uno por debajo de la última nota, y por eso están contentos. Pero al mismo tiempo ven como su socio y rival, ERC, los avanza de manera extraordinaria en su conjunto, y de manera significativa y preocupante en feudos hasta ahora infranqueables de la vieja Convergencia. Así, dado que las expectativas eran peores, se conforman con lo que hay, y quien no lo hace es porque no quiere.

Total, se confirma la teoría del día siguiente electoral: todo el mundo o, en este caso, casi todo el mundo gana. Esconder la cabeza bajo el ala como el avestruz sirve para esquivar el mal trago de la derrota y evitar hacer examen de conciencia, pero no sirve para corregir errores.

En cualquier caso, como decía Churchill, "el éxito no es definitivo y el fracaso no es fatal, lo que cuenta es el valor para continuar".

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