Las elecciones en la Cámara de Comercio de Barcelona, que de hecho acaban de empezar con el inicio del plazo mediante el voto electrónico remoto, se han convertido en una batalla campal entre los aspirantes a las 40 plazas de vocales que están en juego. Una de ellas, correspondiente al grupo 12, relativo a las actividades inmobiliarias y de alquiler y servicios empresariales, se disputa entre algunos de los denominados peces gordos de la Cámara, entre ellos Enric Crous y Ramon Masía, veteranos de la patronal que compiten para seguir ostentando un poder y una representación visible que quizás no tendrían como empresarios.
Al menos así lo ha expuesto uno de sus rivales, Albert Alba, en escritos dirigidos a los votantes, en los que destaca (y de alguna manera denuncia) que Enric Crous se presenta por cuenta de RP UN SL, una sociedad de la que no es ni administrador ni socio, según consta en el registro mercantil. Enric Crous ha estado al frente de empresas y sociedades como Mercabarna, Damm o Cacaolat, y se lo sitúa actualmente como un posible candidato a la presidencia del FC Barcelona cuando llegue el momento de elegir el sucesor de Josep Maria Bartomeu. El actual presidente azulgrana le propuso entrar en la junta directiva como vicepresidente pero lo impidió la oposición. O, mejor dicho, el derecho a veto del vicepresidente primero Jordi Cardoner.
El relato de Albert Alba, representante por Empresarials Spain SL, dedicado a los servicios de publicidad, relaciones públicas y organización de congresos, añade que Crous es el candidato de la Generalitat, basándose en que la hija de Artur Mas y su yerno trabajan en la empresa por la que se presenta, y es propiedad de Sandro Rosell. En cualquier caso, sí que parece que la voluntad de Enric Crous es la de mantenerse en una posición de relevancia dentro de la Cámara de Comercio para cuando llegue el momento de posicionarse en la batalla por una asiento en el palco del Camp Nou. Como él, es posible que para conseguirlo muchos intenten suplir con poder y posición social la falta del dinero necesario para avalar una candidatura.
