El PP ha decidido arrinconar por completo a los miembros del partido en Cataluña y dejar los primeros lugares de las listas para las elecciones españolas del 28 de abril para "independientes", que nada tienen que ver con la formación o que, incluso, nada tienen que ver con Cataluña. Es el caso de Cayetana Álvarez de Toledo, que lejos de intentar vincularse de alguna manera a Barcelona, presume orgullosa de no tener ningún vínculo que le haya unido nunca a los catalanes más allá de "ser todos españoles". Tal es su desprecio manifiesto que incluso se ha vanagloriado en alguna entrevista a medios de no conocer, saber hablar o poder entender el catalán.
De hecho, no sólo lo ve superfluo, sino que además no entiende cuál es la utilidad de conocer esta lengua para un cabeza de lista por Barcelona. Quizás tiene razón en parte y sus mítines los podrá hacer sin problemas en castellano y manteniendo un discurso sin referencias a la lengua materna de la mitad de catalanes. Pero no podrá evitar las entrevistas en medios que publican y emiten en catalán, las preguntas de periodistas en ruedas de prensa, e incluso que le saquen la cuestión. Seguramente está acostumbrada que el anticatalanismo da votos fuera de Cataluña. Pero aquí, el desprecio a cualquier cosa –tanto es que sea española o catalana– siempre acaba jugando en contra.
