El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha comparecido como testigo en el Tribunal Supremo para exponer su papel de mediador entre los gobiernos de España y de la Generalitat justo antes de la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
El mandatario vasco ha asegurado que el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont buscó "hasta el último momento" el diálogo entre gobiernos y que no quería hacer una declaración unilateral de independencia (DUI). De hecho, ha dicho que el expresidente catalán lamentaba la presión que recibía de los manifestantes concentrados en la plaza de San Jaume y de Junos pel Sí, su grupo parlamentario, una presión con la que Urkullu ha asociado que Puigdemont se hiciera atrás en su intención de convocar elecciones al Parlamento de Cataluña.
Del expresidente del gobierno español Mariano Rajoy ha explicado que no tuvo "una actitud proactiva" para "encauzar la situación" ni dio las garantías solicitadas por Puigdemont para convocar elecciones. También ha indicado que no era partidario de aplicar el artículo 155 de la Constitución, con el que acabó destituyendo a Puigdemont y su gobierno.
Este miércoles, durante su declaración como testigo, Rajoy había negado la existencia de mediadores en el marco del proceso, pero Urkullu ha afirmado que él asumió ese rol y que "en ningún caso estuvimos hablando del derecho de autodeterminación".
Al contrario que el diputado de ERC Gabriel Rufián, que no ha saludado al exconsejero Santi Vila, el lehendakari ha saludado a los encausados pero sólo ha dado la mano a Vila, de quien ha dicho que recibió una solicitud de intermediación el 4 de octubre.
