El SMI Justo, un paso más

La aprobación del aumento del 22,3% del SMI hasta 900 euros afectará a 1,3 millones de trabajadores del Régimen General, el 8% de los ocupados, de los cuales el 57% son mujeres. Es un paso más para rescatar a los ciudadanos que se han quedado atrapados en la crisis, de entre los previstos en el acuerdo entre PSOE y Podemos sobre un Presupuesto por un Estado Social, un paso más para que nadie se quede atrás por motivos económicos y sociales. Pero también para garantizar a los trabajadores un nivel de vida digno y satisfactorio de sus necesidades y la de sus familias, como establece el Pilar Europeo de los Derechos Sociales de 2017, la Agenda de la ONU 2020-2030 Para el Desarrollo Sostenible y el Convenio 131 del OIT de 1970 de Fijación de Salarios Mínimos. El aumento del SMI ha provocado alarmas infundadas y la difusión de tesis exageradas, de aquí la oportunidad de unos comentarios sobre el nivel del SMI, su conveniencia y los efectos sobre la ocupación.

La consideración de que el SMI se excesivo no está fundamentada. Si comparamos con los países cercanos de la UE el SMI de España esta muy por debajo. Según Eurostat, en 2017 el SMI de España era el 66% del de Francia, el 63% del de Alemania y Bélgica, proporción que no se corresponde con la del PIB por habitante de España que en el mismo año era el 76% de Francia, el 69% de Alemania y el 70% de Bélgica, muy por encima del equivalente al SMI. Por tanto, la mejora es posible y sostenible. Este desequilibrio se ha mantenido después de 5 ejercicios de crecimiento económico, de que los beneficios de las empresas hayan recuperado los niveles anteriores a la crisis, y después de la importante devaluación salarial (el 'salaricidio') y de la desregulación de las relaciones laborales.

Los desequilibrios han conducido a la desconexión entre la evolución de los salarios y la evolución de la economía, con la consecuencia de una intolerable desigualdad en la distribución de la renta y de la riqueza. Una muestra de la desigual e injusta distribución de las retribuciones: entre 2013, primer año de crecimiento económico, y 2016, el SMI, en términos de valor constante, aumentó una media anual del 0,3%, evolución que contrasta con el poco explicable crecimiento medio anual del 19,1% de las retribución de los 35 primeros directivos de las empresas del IBEX, mucho por encima del 2,7% de incremento medio anual del PIB. El directivo mejor retribuido del año 2016 ingresó lo equivalente a 1.663 SMI. La retribución conjunta de este directivo desde 2013 a 2016 equivale a 61.237 SMI o también al importe de la actualización aprobada para 2019 de 244.500 trabajadores.

También se atribuye al incremento del SMI un efecto negativo sobre la ocupación. La evidencia no confirma esta tendencia, pero tampoco la contraria; por lo tanto, no se puede afirmar que el SMI cause incremento de paro. Entre 2002 y 2007 el SMI en euros de valor constante creció el 9,8% y la ocupación lo hizo en el 21,9%. Lo contrario ha pasado entre 2008 y 2017: el SMI sólo se ha incrementado el 5,9% y la ocupación ha bajado el 5,3%. La tendencia del periodo 2002-2007 también se observa en Alemania. En 2013 el pacto entre la CDU y el SPD introduce el SMI. Sus efectos hasta el año 2017 son la reducción de la tasa de paro del 5,2% al 3,8%, pero con la estabilización de la ocupación en la franja de 15 a 24 años. La ocupación muestra más correlación con la evolución del PIB que con la de los salarios, generando, debido a los bajos salarios y la desregulación, ocupación precaria y de baja productividad.

Finalmente, algunas reacciones sobre la actualización del SMI evidencian carencias ostensibles de responsabilidad colectiva. Que el aumento del SMI se ha impulsado a pesar de la negativa de los partidos políticos del proceso a apoyar al pacto que sustenta el SMI, y de la alarma y ajetreo puesto en marcha por PP y Ciudadanos hacen evidente una carencia de responsabilidad. Los primeros, de forma incomprensible han renunciado a actuar como agentes impulsores de una medida necesaria y justa que puede afectar hasta a 340.000 ciudadanos de Catalunya, donde el 20% de las familias tienen por ingreso principal el de una persona de más de 65 años, a las que la evolución del SMI les puede afectar de pleno. Y los segundos, durante los últimos años no se han inmutado por el aumento de la brecha salarial, ni por las inexplicables retribuciones de los principales directivos de las empresas del IBEX35. Entre 2013 y 2016 han aumentado 69 veces mas que el SMI.

 

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