No es ninguna novedad el decir que la vicepresidenta del PDECat, Míriam Nogueras, y la mayor parte del grupo en el Congreso de los Diputados al cual pertenece no se soportan. El enfrentamiento directo entre las dos almas del PDECat –la más cercana a la Crida y la que prefiere distanciarse– tiene en la cámara española su ejemplo más claro. Tanto, que es una guerra abierta.
A estas alturas, de hecho, y teniendo en cuenta que unas elecciones podrían llegar en breve en España, Nogueras ya se ha encargado de dejar claro que las caras visibles del boicot interno a su autoridad –Carles Campuzano, Marta Pascal y Jordi Xuclà– no repetirían en unas nuevas listas en el Congreso y en el Senado. En este sentido, la vicepresidenta del partido ya ha hecho saber a los interesados que tendrán que buscar trabajo fuera de la política, de la cual han vivido prácticamente toda su vida laboral.
Ellos, mientras llega el momento, siguen intentando que la disputa interna se intensifique, con la firme intención que los partidarios de la Crida se marchen con Carles Puigdemont y ellos puedan quedarse con el PDECat. Así, pretenden hacer más y más evidente cada día que sus posicionamientos son irreconciliables, y esperan que por agotamiento la gente de Carles Puigdemont acabe abandonando el partido. La travesía del desierto que los esperaría sería de años, pero a medio plazo creen que el PDECat se recuperaría como opción de gobierno.
