No sólo las principales autopistas de peaje de Cataluña que explota Abertis acaban sus concesiones en los próximos meses. También las tres centrales nucleares que hay en la zona de Tarragona tienen una fecha de caducidad muy cercana: el mes de julio del 2020, en el caso de Vandellòs y el mes de septiembre del 2021, en el de los dos reactores nucleares de Ascó.
La empresa ANAV, participada por Endesa e Iberdrola, que explota las tres centrales catalanas, ve su futuro con preocupación. Y es que la llegada al ministerio de Transición Ecológica de Teresa Ribera, una declarada antinuclear, llena de incertidumbre su continuidad.
En principio, la ministra es partidaria que las centrales nucleares tengan un límite máximo de vida útil de 40 años. Esto todavía daría un poco de margen a las centrales que hay en Cataluña, puesto que Ascó I entró en funcionamiento en 1983; Ascó II, en 1985, y Vandellòs II en 1987. Esto quiere decir que, si se aplica el principio de los 40 años, su explotación se podría prolongar hasta el 2023, 2025 y 2027, respectivamente.
ANAV presentó el año pasado la documentación para solicitar una prórroga de 10 años, una vez venzan las licencias actualmente en vigencia. Pero el director de la empresa, José Antonio Gago, es muy escéptico que se apruebe esta ampliación a 10 años y, en todo caso, espera que el anunciado Pla Nacional de Energía y Clima que tiene que presentar el ministerio de Transición Ecológica aclare el panorama.
En todo caso, esta incertidumbre sobre el futuro de las centrales nucleares catalanas tiene un efecto tangible sobre la plantilla que trabaja en ellas. Según ha explicado José Antonio Gago, hay muchos técnicos cualificados que trabajan para ANAV que han abandonado la empresa en los últimos meses para marchar a los Emiratos Árabes Unidos, donde está en construcción el complejo atómico de Barakah.
