El hámster del ‘procés’ se agota

El famoso hámster del proceso hace tiempo que presenta serios síntomas de agotamiento. La fatiga es física, la rueda le parece cada día más grande e inalcanzable; la extenuación también es mental, da cuenta de que las vueltas no le hacen avanzar y que, por muchas que dé, el proceso continúa quieto en el mismo sitio. Como diría Monterroso: "Cuando despertó, el proceso todavía estaba allí". El hámster del proceso sufre el síndrome de Burnout, también llamado de desgaste profesional, o síndrome de desgaste ocupacional (SDO), o lo que en francés es conocido como surmenage (estrés).

Ahora le han dicho: aguanta hasta la sentencia de los presos políticos o políticos presos o como puñeta le digamos -ni en eso nos ponemos de acuerdo-; hasta entonces no dejes de mover la rueda como si no hubiera un mañana, y el roedor gira que gira, obediente, aunque cansado. Pero tampoco puede evitar darle vueltas, en este caso al cerebro, sobre el día en que llegará la sentencia: y entonces, ¿qué hacemos? El presidente Quim Torra, que cada día hace más cara de conejo desorientado por los faros de un coche, dice que cuando llegue la sentencia, si no es absolutoria, se encarará (en realidad dice: "Nos encararemos"…). ¿Qué quiere decir con esto? ¿Volverán/emos a proclamar la República y esta vez no la suspenderán/emos? ¿Abrirán/emos las cárceles? Hay un vacío imaginativo sobre el día siguiente de la sentencia.

El otro día, uno de los dos millones aprovechó la presencia de un consejero en una típica catarsis colectiva indepe para preguntarle: "¿Abrirán las cárceles?". El consejero no supo qué responder. Y es que el proceso genera más preguntas que respuestas. "Como hacemos algo que no habíamos hecho nunca, no tenemos todas las respuestas", se limitan a decir los cabecillas. Pero el hámster también está harto de excusas. Visto el panorama represivo, nada hace pensar que la sentencia no sea desproporcionada. Si esto es así, ¿cuál será la proporcionada respuesta de Torra? Respuesta: ric-ric (sonido que hace el grillo frotándose las alas).

Si a la eternidad del proceso añadimos la sensación de fragilidad del embalaje -el bloque indepe se rompe-, no debería extrañarnos ante la sensación de fatiga que sufre la población -hámster incluido. Los últimos episodios son de bandera. La imagen de Carles Puigdemont intentando colarse de polizón en la lista europea de Oriol Junqueras no tiene precio; y, de paso, incluyendo en la ecuación a la cupaire Anna Gabriel. Huelga decir que ni ERC ni la CUP han aceptado la jugada. El ex presidente se afana por juntar en una sola lista a su rival y camuflar así el descenso de la exconvergència (PDeCAT, JxCAT, la Crida). Por otra parte, las encuestas deben ser tan aterradoras que incluso se han planteado recuperar a Artur Mas –al paso que van 'resucitan' a Jordi Pujol. Y, mientras tanto, Elsa Artadi dice ahora que los independentistas no son suficientes, y malavenidos. Aquí, el hámster se ha puesto a aplaudir.

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