Víctor Font se prepara para el asalto a la presidencia del Barça

Jordi Cardoner, vicepresidente de la junta actual, se perfila como el candidato continuista en las elecciones programadas para el año 2021
Víctor Font
Víctor Font

La guerra de fondo para la presidencia del FC Barcelona, que tendría que empezar durante la primavera del 2021, ha arrancado ya hace meses, por no decir que empezó cuando el actual presidente del club, Josep Maria Bartomeu, tomó posesión en 2015 después de ganar un triplete y de resucitar de entre los muertos. Así lo certificaban las encuestas que sólo seis meses antes concedían una sustancial ventaja al entonces presunto candidato Joan Laporta como reacción social a la mala marcha deportiva del equipo de Luis Enrique y antes de que Leo Messi asumiera el mando del mejor tridente delantero de todas las épocas junto a Luis Suárez y Neymar Jr.

Sirva la reflexión para avanzar, ante la gran partida de ajedrez entre los grandes lobbys económicos, políticos y deportivos que ambicionan el poder del Barça, que sólo en muy contadas ocasiones el peso de una excelente campaña electoral o un programa de gestión atractivo ha podido contrarrestar un estado de ánimo satisfactorio provocado por los títulos y el buen fútbol. A menudo, los primeras espadas olvidan que el Barça sigue siendo, aunque los desvaríos del marketing intenten borrar las siglas del escudo, un club de fútbol.

Otra cosa es que su entorno se haya convertido en un juego de tronos en el que la gran batalla de la oposición pasa por derrotar el régimen instalado desde el 2010 bajo la presidencia de Sandro Rosell, el presidente más votado de la historia, continuado por Josep Maria Bartomeu y que aspira a mantener el vicepresidente Jordi Cardoner. En el ángulo opuesto del ring, el oponente es Víctor Font, la cara nueva de los mismos rivales de siempre, Jaume Roures, el cruyffismo, el guardiolismo, un sector soberanista que pervive enredado entre los restos de la Convergencia y, después de una reagrupación estratégica , también participada del interés personal –y obsesivo– del ex-vicepresidente Ferran Soriano.

Este potente lobby, básicamente integrado por quienes más negocios pudieron hacer bajo el paraguas de Joan Laporta, aspira a volar solo sin la molesta compañía ahora de este polémico abogado que ya fracasó en su intento de regreso el 2015.

Víctor Font, director y regente de una serie de consultorías de éxito internacional operadas desde Dubai, ha aglutinado esta rara fisionomía requerida para ser presidente del Barça hoy en día, es decir, insensatez, embriaguez por el poder y sobre todo la condición indispensable de ser millonario. Destaca por supuesto por su absoluta carencia de experiencia en el ámbito de la gestión deportiva o futbolística, aunque no sería ni el primer candidato ni el primer presidente en atesorar estos rasgos, y también por el nulo dominio ni conocimiento del lenguaje que, en apariencia, más entiende el socio azulgrana. Todo ello, factores que pueden ser una desventaja, o no, si cuando llegue el momento el club necesita un cambio, otro enfoque y quien sabe si un discurso más postmoderno.

Lo que no está en entredicho es que como admirador de Joan Laporta, a quién Font considera el mejor presidente de la historia del club, su compromiso adquirido es con este entorno business generado durante su mandato y responsable directo de arruinar el club con el refuerzo de personajes como Xavier Sala i Martín y Joan Oliver.

Su escasa sensibilidad para todo lo que representa el Barça emocionalmente e históricamente se deriva de su propio perfil, el de un exiliado profesional en un mundo donde sólo hay clientes, contratos, competencia financiera y marketing, vivido a miles y miles de kilómetros de Barcelona.

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