Las ballenas acaban con el sueño del petróleo de los ‘indepes’

La supuesta existencia de reservas de petróleo a la costa catalana para financiar el proceso ha acabado en espejismo
Ballena
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Una de las muchas fantasías que han alimentado el sueño independentista estos últimos años ha sido la supuesta existencia de unas grandes reservas de petróleo en la costa catalana, concretamente en la zona marítima de la Costa Brava. Según la rumorología -que, a pesar de no tener base científica, ha circulado profusamente en los ambientes 'indepe' más iniciados- esta gran bolsa de petróleo habría despertado el interés de empresas israelíes, que estarían dispuestas a apoyar y a financiar el proceso independentista a cambio de obtener, una vez implantada la república catalana, derechos de explotación de estas supuestas fabulosas reservas de hidrocarburos.

Como en el caso de Escocia, donde el control de las riquezas petroleras del Mar del Norte es el "motor" de fondo de las aspiraciones secesionistas, esta hipotética bolsa de petróleo de la Costa Brava debía ser -según los 'indepes' que creían esta rumorología- un factor fundamental para la soberanía económica de la futura república catalana y su prometida prosperidad. De hecho, una empresa escocesa, Cairn Energy, solicitó y obtuvo el año 2011 varios permisos de exploración de hidrocarburos en la zona del golfo de León, incluida la Costa Brava, y de Baleares.

La concesión de estos permisos por parte del gobierno de Mariano Rajoy levantó fuertes protestas en las islas Baleares -lideradas por la plataforma ecologista Alianza Mar Azul-, al considerarlo una amenaza para el medio ambiente y el sector turístico. También en las comarcas de Girona se organizó un movimiento de rechazo, Aturem les prospeccions.

Uno de los argumentos de los ecologistas para oponerse a estas concesiones es que las prospecciones de Cairn Energy tenían previsto emplear cañones sonoros para detectar la existencia de posibles bolsas de hidrocarburos, antes de proceder a su posterior extracción. Estos cañones sonoros tienen un efecto perturbador para las especies marinas que se comunican por ondas, como las ballenas, que provocan su desorientación.

A finales del año pasado, los países mediterráneos que forman parte del Convenio de Barcelona aprobaron la protección del llamado corredor de migración de los cetáceos, que pasa, precisamente, por la zona de la costa gerundense donde se tenían que hacer las prospecciones de petróleo con cañones sonoros. Al estar España adherida a este convenio, la prevista exploración de estas reservas quedó, automáticamente, tocada de muerte.
 
Efectivamente, este pasado lunes, 29 de octubre, un decreto de la dirección general de Política Energética y Minas, del ministerio para la Transición Ecológica, publicado en el BOE, declaraba la extinción de seis de las doce concesiones de exploración de hidrocarburos otorgadas por el gobierno del PP, las más cercanas a la costa catalana, para proteger el tránsito de las ballenas. De este modo, ha quedado extinguido el sueño de convertir Cataluña en la "Texas del Mediterráneo". Los ecologistas catalanes están contentos. Los independentistas que se habían tragado esta falacia, no.

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