Luchar es Salud

Me dirán que si no me afecta un dolor o un grave trastorno, "no toca" hablar de salud. El país tiene otras cosas más importantes y apasionantes para mover multitudes y para llenar medios y platós. Sin embargo a mí, como ciudadano empoderado, y enfadado, me da la gana tratar sobre Salud como quien habla de una cuestión de supervivencia, de cotidianidad, de personas humanas, de la vida misma. Harto de que me marquen el guión, reivindico la libertad de hablar de lo que yo quiera. Saludable insurgencia.

Y me acerco al tema como lo hace el médico clínico en la cama del paciente (significado de "clínica"). Finalmente lo que me interesa de las políticas será como siempre responder al ¿para qué? y ¿para quién?

Hablar del día a día de las listas de desesperar, del dolor, las insuficiencias y las pérdidas, del mercadeo rampante, de los recortes sobre lo ya recortado. De una realidad sobrecogedora aquí y ahora, que sitúa a Catalunya al penoso frente del ranking de los retrocesos, errores, y horrores en salud y sanidad públicas.

No vale ignorar este vergonzante calvario a base de más miedo y de más resignación. Instalado a base de ilusiones creadas por el advenimiento cierto y próximo del paraíso futuro. A caballo de una épica nacionalista (de uno u otro signo) como bálsamo redentor de todas las calamidades sufridas y naturalmente impuestas por el enemigo, el "otro".

Abundan descripciones. Encontramos continuas quejas del sufrimiento ciudadano y de la mala-salud del sistema sanitario público en caída libre en manos de unos verdugos neoliberales con una voracidad mercantil sin ningún pudor ni freno. Ahorro la tentación de vomitar aquí un listado de datos sobre las penalidades del sistema. Haría falta un monográfico y una disposición lectora atrevida. Encontramos algunos diagnósticos y algunos escasos tratamientos posibles. Porque la sanidad, la pública está claro, está en situación lamentable.

La Atención Primaria, eje central del sistema, ha llegado a límites de quiebra pese la entrega de los profesionales y trabajadoras. Con menos del 14% del gasto sanitario (versus la media europea del 25%) y que está generando esperas de citación hasta semanas y meses. Una financiación presupuestaria en salud del 27,5% menos que antes de la crisis. Más de 170.000 personas en lista de espera quirúrgica, más de 1.100 camas hospitalarias cerradas, cerca de 3.000 trabajadores sanitarios menos, y bajando, un gasto en Salud a la cola de Europa, y de España, el 62,3% de el gasto destinado a "conciertos" fuera del ICS. Copagos que no son sino repagos, incremento de desigualdades, caída a la cola en la calidad de la asistencia (que antes lideraba Catalunya).

Tenemos personas, a nuestro lado, que claman por salud, pan y cobijo urgente y que no se resignan a la liturgia de himnos ni banderas. Porque lo que les importa y angustia es el trabajo, el techo, la pensión, la pobreza, la educación, el medio en el que sobrevivir, los Determinantes Sociales al fin y al cabo. Un guión donde importan más las preguntas que las respuestas. Sin abordar estos parámetros, soñar una sociedad saludable y digna es una quimera sin futuro. Pocos tratamientos no sometidos a los "mercados".

De entrada considerar los Tiempos y las Dosis. Recordando la buena praxis que enseña como a menudo el tiempo ajusta y ordena las cosas en una perspectiva diferente. Que además las respuestas deben poder evaluar su eficiencia, sin trampas y considerando la dosis empleada: ni demasiado ni demasiado poco.

Hay que aplicar la vieja anamnesis. Escuchar al usuario, las razones de los titulares del sistema, la participación de la sociedad organizada, la aportación social de amplio espectro y las reivindicaciones con capacidad co-decisoria, que no como concesión decorativa.

Lo que NO se debe seguir haciendo/"colaborando" en el expolio de los escasos recursos públicos con destino al lucro privado. Y lo que SÍ se debería hacer o haber hecho/desprivatizar, revertir otra vez en público lo que lo era y/o lo es.

Para cerrar, lo más difícil: el Pronóstico.

Sólo dos disyuntivas posibles: Luchar cada día, y cada uno en su sitio, incluso a riesgo de ganar o resignarse a una rendición sin condiciones y a la pérdida de un Derecho fundamental.

Por eso es una prescripción salutífera recomendar SALUD que es Luchar porque Luchar es Salud.

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