Puigdemont consideraba que la ley de transitoriedad era una chapuza

El expresidente de la Generalitat quiso paralizar la aprobación de la segunda ley independentista aprobada el 7 de septiembre de 2017
Carles Puigdemont
Carles Puigdemont

Carles Puigdemont quiso parar la aprobación de la ley de transitoriedad jurídica aprobada por el Parlament el 7 de septiembre del año pasado. De hecho, el ejecutivo catalán de Puigdemont estaba de acuerdo en frenar el pleno que aprobó esta segunda ley de rotura con el Estado, después de la sesión del día 6 en la que la mitad independentista de la cámara catalana aprobó la ley del referéndum en ausencia de la otra mitad de la cámara. Según publica El Periódico, fueron las presiones de las entidades soberanistas las que provocaron que finalmente Puigdemont cambiara de parecer en cuestión de minutos, lo que llevó  a otra sesión plenaria en la cual se visualizó la rotura por la mitad del Parlamento de Cataluña entre independentistas y no independentistas.

Fuentes del Gobierno, confirmadas por quien fue consejero de Puigdemont, Santi Vila, aseguran que la ley de transitoriedad y su aprobación generaba dudas y críticas incluso en los más moderados de las filas independentistas: "a la vista de cómo fue el debate (del día 6), de la tensión que generó, del despropósito que se vivió en la Cámara catalana la noche después de votar la ley de referéndum, todos tomamos conciencia, como mínimo los más sensatos, que esto no se podía volver a repetir el día siguiente con la ley de transitoriedad. Había sido un despropósito la discusión entorno a la ley del referéndum, se podía justificar más o menos por el deseo de darle una cierta cobertura, pero es evidente que la otra ley, que estaba muy mal hecha, que no resistía el contraste de personas mínimamente formadas, nos ruboritzava mucho a todos; el 'president' se da cuenta, y la misma noche de la ley del referéndum, antes de que se siga adelante con el debate sobre la siguiente norma, nos manifiesta a muchos que no ve la ley, que ha sido una iniciativa del Parlament muy desgraciada, hecha por gente de perfil muy bajo, y que tenemos que hacer lo posible y más para que no progrese".

Santi Vila afirma, cuando se le pregunta porque al final se tramitó la ley, que: "de nuevo nos falla la presión del entorno. Hay una presión muy fuerte de las entidades vinculadas al 'procés' y de algunos agentes que tensionan i tensan mucho el momento de decidir. Recuerdo la mañana de esta sesión, cuando el 'president' y cuadros del Gobierno, de ERC y del PDECat, dimos por decidido que esta no era una ley que se tramitara, y todavía menos que no se pudiera incorporar ninguna enmienda. Horas más tarde, de nuevo perdíamos el control de las circunstancias". La secretaria general de ERC, Marta Rovira, anunció que finalmente el pleno se celebraría, para sorpresa de muchos entre quienes se encontraba Santi Vila, a pesar de que había asistido poco antes a las instrucciones de Puigdemont para que se desactivara la maquinaria parlamentaria de celebración de esta segunda sesión plenaria.

En este contexto, también El Periódico ha publicado últimamente que Carles Puigdemont decidió marchar a Bruselas para huir de la justicia española sin comunicarlo prácticamente a ninguno de los miembros de su anterior ejecutivo. De hecho, los ex-consejeros Josep Rull y Jordi Turull habrían quedado con Puigdemont, el día anterior a su fuga, con un "mañana, todos a los despachos". Cuando el día siguiente los consejeros recibieron el mensaje "el presidente no irá a trabajar", un colaborador de Rull asegura que el entonces consejero, al ver que Puigdemont no cumplía con el que se había pactado, dijo desde su despacho: "he hecho el gilipollas".

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