La Generalitat ayuda a las familias numerosas y olvida a las monoparentales

Mujer, sola y sin hijos. Es el nuevo perfil de la pobreza, que se cronifica ante la pasividad de la Generalitat, que da limosnas y ayudas
El gobierno de la Generalitat margina los intereses de las familias mono
El gobierno de la Generalitat margina los intereses de las familias monoparentales

La pobreza es cosa de mujeres. De mujeres y de familias monoparentales, que no tienen en la administración el apoyo que necesitan para salir delante. Así lo refleja el informe presentado por Entitats Catalanes d'Acció Social (ECAS) que remarca que la pobreza se cronifica y se ensaña con las mujeres. "La sociedad está cada vez más empobrecida, hay más precariedad en el trabajo, y por regla general quien peor lo lleva son las familias monoparentales, donde el riesgo de exclusión social aumenta hasta el 35%, aunque trabajen", explica Sira Vilardell, presidenta de la Fundación Surt, organización que ha colaborado en la redacción del informe Las voces de la pobreza desde dentro. Y añade: "Pero es todavía peor, porque tenemos que sumar que la mayoría de familias monoparentales tienen una mujer al frente.

Si juntamos el tema de la desigualdad de la mujer al mercado laboral, la brecha salarial, la imposibilidad de conciliar… estamos ante de familias de alta vulnerabilidad". La pobreza, según se desprende del informe, está instalada de manera permanente en nuestra sociedad, desde el estallido de la crisis del 2007. Y ya no hay marcha atrás. El tándem que conocíamos de trabajo y bienestar saltó por los aires con los recortes del PP y CiU y la aparición de la precariedad laboral, que dio lugar a la creación de una nueva clase social: los trabajadores pobres. Y más concretamente, trabajadoras pobres, porque "las primeras en sufrir la crisis y acusar la precariedad laboral son las mujeres, y no olvidemos que muchas de ellas son las proveedoras de las familias monoparentales", afirma Sira Vilardell. La tasa del riesgo de pobreza entre los trabajadores es del 15% y entre los parados es de un agobiante 59,3%.

¿Qué pasa, sin embargo, con las ayudas que ofrece la Generalitat? En 2009, el gobierno tripartito aprobó el decreto que equiparaba las familias monoparentales con las numerosas, y puso las bases de la ley catalana de familias. Una política favorable a las familias monoparentales que fue la admiración del resto de administraciones del Estado y que ha quedado en papel mojado.

 

Despliegue y repliegue

El despliegue de la ley se hizo de manera parcial y ha sido uno de los capítulos donde más se han notado los recortes de los gobiernos conservadores de CiU. En los últimos tres años se ha reducido en un 66% el presupuesto para las políticas de apoyo a las familias. La ayuda de 0 a 6 años, suprimida; la exención del 50% en los precios de las universidades, suprimida; las ayudas para los parvularios, suprimidas en parte; la renta garantizada… en el limbo. Aprovechando la crisis se fueron recortando prestaciones, casi a escondidas, y no se desplegó el decreto ley como se habían comprometido a hacer. El objetivo inicial era la equiparación entre familias numerosas y monoparentales, pero nueve años más tarde de su puesta en marcha las diferencias entre unas y otras son abismales.

Sólo hay que mirar la misma web de la Generalitat, en el departamento de Trabajo y Asuntos Sociales, y coger un par de ejemplos: educación y vivienda. En el ámbito de la educación y la cultura, si bien es cierto que tanto familias monoparentales como numerosas tienen un 50% de bonificación en parvularios, no pasa lo mismo con el resto de estudios. Las numerosas tienen una reducción en tasas y precios públicos del 50% para la expedición de títulos académicos y profesionales, la convalidación de títulos o en la Escuela Oficial de Idiomas. Las familias monoparentales no están previstas en ningún supuesto. Igual que en los estudios universitarios, mientras las familias numerosas tienen una exención de tasas, que puede llegar al 100%, en las monoparentales se remiten directamente a las becas de equidad, que funcionan por tramos de renta.

Un caso similar es el de las políticas de vivienda, que todavía ensancha más el agravio comparativo. Mientras en la web de ayudas a las familias numerosas se prevé una ayuda para el alquiler o la reducción del impuesto de sucesión patrimonial en caso de la compra de una vivienda, la de familias monoparentales no tiene ni el apartado dedicado a la vivienda.

La excusa que da la Generalitat es muy peregrina: "Dicen que las numerosas son muchas menos que las monoparentales, y que no hay dinero para todo el mundo –explica un funcionario que no quiere ser identificado–. Hay mucha desidia alrededor de la ley de familias y un tufo demasiado conservador, que considera demasiado moderno todo el tema de la diversidad familiar". Lo que tenía que ser el despliegue de una ley pionera y puntera en todo el Estado se ha quedado en nada, y "todo lo que se ha recortado, no se volverá a recuperar", sentencia este funcionario.

"La Generalitat nos está diciendo que para ofrecer apoyo a las familias tienen en cuenta los tramos de renta familiar pero, claro, están obviando el factor de vulnerabilidad –denuncia Sira Vilardell–. El criterio en el que se basan es en la renta familiar; es igual si son uno, dos o cinco miembros, todo se mide según un baremo de renta, y no tendría que ser así, porque escondido en este sistema encontramos a muchas familias en riesgo de vulnerabilidad".

En vez de apostar por políticas que reconozcan la diversidad de las familias, los gobiernos convergentes han optado por políticas natalistas que premian a las familias numerosas por delante, y mucho, de las monoparentales. Y en este sentido los tramos por baremos de renta siempre les favorecen. Una familia numerosa, compuesta por una pareja y varios hijos, puede tener una situación precaria, con unos ingresos muy bajos y el tema de la conciliación parece una utopía.

Pero el panorama se complica todavía más si es una persona sola quién se encarga de todo: los gastos se multiplican y la conciliación hijos y trabajo es una pesadilla, porque tiene que hacer compatible un trabajo precario, con la responsabilidad del hogar y la crianza de los hijos. Los hogares monoparentales se vuelven mucho más vulnerables, porque el peso del cuidado de los hijos recae sólo en una persona, mayoritariamente una mujer, que se enfrenta en su día a día a la precariedad laboral y a la brecha salarial. "Por eso cada supuesto es diferente y no se puede hacer por tramos económicos –afirma Vilardell–. No queremos una paga, sino protección social y el reconocimiento de esta situación como un factor de vulnerabilidad, dejando de lado los ingresos".

Los esfuerzos del nuevo gobierno de la Generalitat, con el consejero Chakir el Homrani al frente, para potenciar las políticas sociales, están siendo recibidos con mucha frialdad por parte de las asociaciones y entidades, que creen que tiene más que ver con un lavado de cara que con unas propuestas reales. "Lo que queremos es que consideren esta situación como prioritaria y que asuman el riesgo de vulnerabilidad que afecta las familias monoparentales. La pobreza tiene cara de mujer sola que tiene a su cargo toda la familia, y esto se tiene que cambiar. Se tienen que volver a reactivar y a considerar una serie de ventajas para las familias monoparentales, La pobreza no se puede definir con un patrón simplista de carencia de elementos materiales. Es una situación que afecta las relaciones personales y mentales de las personas que la sufren. No es un hecho aislado, un instante, es una espiral que se complica con la pérdida de un trabajo, la precarización del trabajo, la brecha salarial, el género y la carencia de ayudas por parte de las administraciones. Las familias monoparentales con hijos a cargo son las que tienen más posibilidades de caer en esta espiral que se heredará de padres a hijos. La pobreza en femenino ha arraigado en Cataluña ante la mirada autocomplaciente de los políticos, que tienen un sistema reactivo y no preventivo. La pobreza son mujeres, no son datos o tramos de renta, y necesitan ser atendidas por una administración ágil que sea capaz de gestionar eficazmente las ayudas, no repartir limosnas equiparables a las familias numerosas", afirma la presidenta de Surt, Sira Vilardell.

 

 

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