Cataluña tiene un patrimonio vegetal único en el mundo: los monumentales olivos que hay en los campos del Montsià, muchos de los cuales fueron plantados en época de la colonización romana, hace más de 2.000 años. Según el recuento exhaustivo que se ha hecho, en la zona de la Sénia hay 4.960 olivos que tienen la calificación de milenarios. En este sentido, el municipio de Ulldecona, con 1.335 ejemplares, es la capital de este impresionante museo vegetal al aire libre que, de manera sorpresiva y vergonzosa, no disfruta de ningún tipo de reconocimiento oficial ni de protección legal.
Hay una constatación biológica empírica: estos olivos milenarios tienen una sobrante capacidad productiva, puesto que dedican buena parte de su energía a vitalizar la gran estructura arbórea que han desarrollado a lo largo de los siglos. Esto hace que para los labradores que los cultivan tengan un interés económico marginal, que contrasta con los elevados precios que pueden llegar a tener como plantas de decoración para jardines privados, que se encargan de comercializar avispadas empresas de garden . Estos retorcidos olivos, compradas al labrador por unos 300 euros cada unidad, se han llegado después a revender a particulares por más de 20.000 euros. El negocio es redondo.
Las Cortes valencianas aprobaron, en 2006, una ley que protege los olivos milenarios que hay en el territorio de la comunidad y prohíbe su extracción con finalidades comerciales. En Cataluña, donde siempre presumimos de ser tan modernos, estos espléndidos monumentos vegetales están, jurídicamente, a la intemperie y expuestos a los ávidos especuladores que quieren arrancarlos para forrarse.
Las alarmas saltaron el pasado mes de febrero, cuando la empresa Cultius Ponç, de Sant Celoni, arrancó y se llevó 13 olivos milenarios de Ulldecona. El ayuntamiento, presidido por Núria Ventura, la Taula del Sénia y la asamblea de la Mancomunidad de municipios asistieron, indignados e impotentes, a este nuevo expolio de su patrimonio vegetal.
Para evitar que esto vuelva a pasar y que los labradores no tengan la tentación de vender sus viejos olivos a desaprensivos, el grupo socialista, a través de los diputados Jordi Terrades y Rosa Maria Ibarra, ha presentado una detallada proposición de ley al Parlamento de Cataluña para proteger estos árboles milenarios.
En 24 artículos y tres disposiciones finales, este texto legislativo fija un amplio abanico de medidas protectoras y, a la vez, incentivos para que sus propietarios puedan mantenerlos aunque su producción anual de olivas sea exigua. Los ejemplares que disfrutarán de reconocimiento legal son aquellos que tienen una circunferencia del tronco superior a los 3,50 metros, medida a 1,30 metros de tierra.
Urge la protección de este patrimonio, pero el Parlament está cerrado…
