Josep Maria Cervera, alcalde del Port de la Selva y presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), tiene un grave problema: su localidad, que vive esencialmente del turismo, afronta esta próxima campaña de verano con severas restricciones de agua, debido a la salinización del acuífero que abastece a la población.
De este modo, se ha prohibido el uso de la red de suministro para regar jardines, limpiar las calles o llenar piscinas. En un bando publicado por el alcalde se dan instrucciones a la Guardia Urbana para que vigile y sancione el incumplimiento de estas estrictas medidas. Curiosamente, Josep Maria Cervera da como excusa que ha llovido poco y, según él, esto ha impedido la regeneración del acuífero. Pero esta explicación da risa, porque, como todo el mundo sabe, este invierno y esta primavera han sido muy lluviosas, también en la comarca del Alt Empordà.
El problema no es nuevo y en 2015, el Ayuntamiento del Port de la Selva anunció a bombo y platillo que ponía en marcha un innovador sistema para inyectar el agua reciclada de la depuradora al acuífero y, de este modo, se garantizaría el suministro a la población. Pero este experimento, que costó unos 200.000 euros, se ha demostrado un estrepitoso fracaso.
En puertas de la temporada de verano, cuando el turismo da vida a esta villa marinera, la realidad es que los visitantes se encontrarán con duras restricciones de agua, hecho que se considera la peor propaganda posible. Muchos residentes que tienen casa en la zona ya han manifestado su indignación porque no pueden regar los jardines ni llenar la piscina.
Eso sí, Josep Maria Cervera se ha incrementado su salario como alcalde y, en la actualidad, ya cobra más de 30.000 euros anuales. Presume de ser el presidente de la AMI, pero es incapaz de resolver un problema básico como es el suministro de agua a sus vecinos y a los turistas.
