Refugiados: la hora de la verdad»

La decisión del nuevo presidente del gobierno, Pedro Sánchez, de acoger en territorio español a los más de 600 inmigrantes rescatados por el barco Aquarius abre una página nueva en la política migratoria europea. Italia y Malta se negaron a que el Aquarius, que utilizan las asociaciones Sos Mediterranée y Médicos sin Fronteras, desembarcara en sus países estas personas, sometidas a todo tipo de privaciones y traumas en su tentativa de llegar a Europa.

Finalmente, y después de horas y días de tensión y nervios, dos barcos militares italianos acompañaron al Aquarius camino de Valencia transportando a una parte de los inmigrantes rescatados, ya que el barco humanitario estaba sobrecargado. Al mismo tiempo que en la madrugada del domingo pisaban tierra firme en Valencia, en Andalucía el recuento de inmigrantes llegados en pateras se acercaba al millar.

Hasta ahora, España había vivido de espaldas al problema de la llegada masiva de inmigrantes y refugiados. Hace poco más de un año, el 18 de febrero de 2017, cientos de miles de personas recorrieron las calles de Barcelona bajo los lemas «Queremos acoger» y «Refugiados bienvenidos». Muchos se preguntaban de qué sirvió aquella gran manifestación si el número de refugiados acogidos en España fue mucho menor de los que se había comprometido a atender en un acuerdo europeo que ha resultado ser papel mojado.

Mientras en los últimos años bastantes países europeos ignoraban las peticiones de apoyo que les llegaban de Italia o Grecia para hacer frente a la llegada de inmigrantes, a España venían pocos y las encuestas situaban esta cuestión en los últimos lugares de las preocupaciones de los ciudadanos.

El anuncio de la acogida de las 629 personas rechazadas en Italia y Malta obliga a adoptar posiciones claras. No basta con asistir a una manifestación donde muchos participaron más con el afán de criticar la política del PP hacia los inmigrantes y los refugiados que con la voluntad de plantearse seriamente una solución al problema. Ha llegado la hora de dar la cara. Si se opta por tratar de pescar votos podemos caer en las dinámicas tristes que han llevado a la xenófoba Liga Norte al poder en Italia y al ascenso de partidos de esa ideología en un puñado de países europeos. Si se opta por defender los derechos de las personas que se juegan la vida para buscar una mejor entre nosotros quizás se perderán apoyos electorales.

Los próximos días veremos de verdad si realmente éramos tan solidarios como parecía indicar el fracaso de los partidos xenófobos en nuestro país o sólo vivíamos un espejismo, favorecido por el reducido número de inmigrantes y refugiados que habíamos acogido.

La pantalla de colgar una pancarta que se pone y se quita en el balcón del Ayuntamiento saludando la llegada de refugiados ha quedado atrás. La hora de la verdad ha llegado. ¿Cuántos seremos en la próxima manifestación?

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