Las idas y venidas de los independentistas por Europa, a hacer visitas a los «exiliados» o «fugados» -depende del consumidor- y a intentar entrevistarse con diferentes agentes internacionales están provocando en Cataluña escenas que, cuando menos, resultan curiosas. Un martes cualquiera, la Mesa del Parlament se reunió cómo es habitual, acompañada de la Junta de Portavoces. La discusión de aquel día se fue alargando y los políticos decidieron seguir la reunión el día siguiente.
Pero resulta que aquel miércoles el presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, no estaba, porque estaba de viaje oficial en Ginebra (Suiza) para intentar llamar a la puerta de la ONU y, de paso, a pesar de que no lo reconozca, verse con Marta Rovira (ERC). Así las cosas, con la máxima autoridad de Cataluña fuera, el vicepresidente, Josep Costa (JxCat), tenía que ostentar en funciones este honor.
Pero resulta que el grupo parlamentario de JxCat estaba aquel miércoles en Berlín para reunirse con su jefe de filas, Carles Puigdemont. ¿Y quien fue la máxima autoridad y lideró la Mesa, pues, a falta de gobierno y en ausencia del presidente y el vicepresidente primero del Parlamento? Pues el vicepresidente segundo, José María Espejo-Saavedra, de Cs. Casi sin esperárselo y gracias a los viajes por el proceso, Ciudadanos ostentó por unas horas la máxima distinción política.
