ERC hace años que se olvidó, de aplicar programas de izquierdas al gobierno de la Generalitat. Pero mantenía, cuando menos, un cierto discurso todavía bastante progresista para diferenciarse, fuera del ejecutivo, de sus compañeros independentistas más conservadores. Pero el proceso tiene los tentáculos muy largos y las grabaciones de la Guardia Civil también. Y hace sólo unos días, el número tres del partido, Lluís Salvadó, quedó como un machista y como una figura muy alejada de los postulados de izquierdas.
El 9 de marzo, el día siguiente del día de la mujer, llegó oportunamente filtrada a Antena 3 la grabación de una conversación telefónica de Salvadó con un alto cargo republicano donde, además de decir que se ve negro para encontrar mujeres válidas en política, recomendaba otorgarle una consejería a la señora que tuviera los pechos más gordos.
Que una conversación así, que no tiene nada que ver con el caso investigado, acabe a los medios es detestable. Y seguramente ninguno de los que ha criticado Lluís Salvadó pasaría una prueba parecida sin provocar aspavientos. Pero esto no saca que, un golpe hecha pública, el buen nombre de Esquerra se tendría que haber preservado fulminando inmediatamente Salvadó como mínimo de la dirección del partido. El paperot que han hecho los republicanos limitante la reacción a la apertura de un expediente forzado días después es de los que será recordado.
