Ciudadanos preparó toda una estrategia de aquellas que gustan al partido naranja, que son más fachada que fondo, para intentar ridiculizar a los independentistas aprovechando las semanas de negociación complicada y de bloqueo entre JxCat y ERC. Hicieron valer el número de diputados que tienen para forzar al presidente del Parlament, Roger Torrent, a convocar un pleno extraordinario. Podían hacerlo y Torrent no se podía negar, sólo retrasar unos días el anuncio de la fecha de la sesión plenaria.
Pero cómo que Cs sólo pretendía hacer un discurso para remarcar el bloqueo y que JxCat, Esquerra y la CUP tuvieran que intervenir para escenificar sus diferencias, no previeron nada más que un debate en este pleno. Pero Torrent y los independentistas tenían otros planes. Y al convocar el pleno que pidió Cs, incluyeron una propuesta de resolución que los comunes habían presentado para proponer que se invistiera un candidato a la Generalitat «efectivo», el texto de JxCat sobre la restitución del gobierno y la legitimación de Puigdemont , y otra propuesta del PSC para pedir que corran los dos meses de tiempos de investidura que están congelados. La estrategia se les giraba en contra, y los otros partidos presentaban alternativas y parecían propositivos.
A la carrera y de manera improvisada, Cs acabó registrando también una resolución con un contenido mínimo y sin base propositiva. Y es que cuando se practica la política de escaparate, hay el peligro de que los otros tenga más estrategia todavía y uno acabe quedando mal. Hay quien no aprende.
