Es preferible reír

Stelios Kouloglou, periodista y eurodiputado independiente en las listas de Syriza, participó el sábado 17 de febrero, en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, en el acto «Los límites del humor», durante el cual se presentó su documental Morir de risa. Kouloglou cree que los catalanes se toman con bastante sentido del humor la polémica en la que viven inmersos sobre la independencia de Cataluña, con un presidente que se exilió y varios dirigentes políticos y sociales que llevan más de cien días en prisión.

Morir de risa mezcla el humor con la tragedia. Vemos cómo un activista se hace pasar por portavoz de Dow Chemical para engañar a la BBC y hacer creer al mundo que la compañía está dispuesta a pagar 12.000 millones de dólares a las víctimas de la catástrofe de Bhopal en la India o cómo se cuela en una sala de prensa del Parlamento europeo y se hace pasar por dirigente de un think tank de Estados Unidos que comercializa unos disfraces estrafalarios para acabar con las víctimas en las guerras. Y, al mismo tiempo, vemos a la redacción de Charlie Hebdo trabajando meses antes del atentado en el que murieron once de sus trabajadores y una entrevista con su director, Stéphane Charbonnier, Charb, que también fue asesinado ese día.

La filosofía de Charb era que debemos ser capaces de reírnos de todo. No todo el mundo está de acuerdo. E, incluso, se recoge esta discrepancia en el propio documental.

¿Tiene razón Kouloglou cuando dice que los catalanes sabemos tomarnos con humor la etapa política en la que estamos inmersos? Hace tiempo que conviven los insultos y las bromas en las redes sociales. Tenemos Polonia en TV3, a Toni Albà en un bando y a Albert Boadella en el otro y aportaciones de las comparsas del carnaval de Cádiz, los Morancos o José Mota. Humor hay. Y, lógicamente, lo que hace reír a unos fastidia a otros. Hasta hace no mucho se hablaba de la ‘revolución de las sonrisas’.

Charlie Hebdo ha seguido apareciendo después de la acción terrorista. En Morir de risa se ve a gente llorando por la muerte de sus humoristas y trabajadores, pero uno de los pocos supervivientes de la masacre explica que la vida continúa y hay que seguir sonriendo, riendo. Sonreír, reír, es una forma de luchar.

No hay que tomarse al pie de la letra a Peret cuando cantaba que «es preferible reír que llorar», pero hay que reservar siempre un espacio para el humor en cualquier episodio de nuestras vidas. Para llorar siempre estamos a tiempo.

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